La RSE toma fuerza en el país
Si bien la historia de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en el mundo se remonta a casi un siglo, con la creación de pequeñas fundaciones y proyectos filantrópicos en países como Reino Unido o Francia, es en la última década que ha cobrado especial atención y su implementación en la actualidad dejó de ser una moda, para convertirse en una necesidad, en una contribución social, económico y ambiental por parte de casi todas las compañías, independientemente de su tamaño y su rubro.
En Bolivia, hace más de una década, se inició la implementación de la RSE a través de las empresas multinacionales, en especial las empresas del rubro petrolero, que gracias a su importancia internacional en cuestiones sociales y ambientales comenzaron a replicar acciones en nuestro país iniciando así una nueva estrategia de negocio, según datos de la Gerencia de Responsabilidad Social Empresarial del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Recuerda que en esa etapa inicial, muchas empresas realizaron acciones como donaciones o acciones filantrópicas, otras destinaban fondos a proyectos que favorecían sectores y poblaciones presentes en el campo de acción de las empresas o formaban parte de algún eslabón de la cadena de las mismas.
Sin embargo, las actividades fueron evolucionando hacia una visión de inversión social para favorecer también a un público más cercano donde tuviese un impacto mayor que beneficie de forma directa a la empresa. Así, las acciones en RSE se volvieron parte de una gestión estratégica empresarial, todo esto formalizado por la alta dirección e involucrando a los actores de la cadena de la empresa de forma transversal. Esa fue la evolución de la RSE hasta lo que hoy conocemos como un modelo de gestión empresarial que genera impactos positivos en los diferentes grupos de interés, con el propósito de que la producción de bienes y servicios sea económicamente viable, ambientalmente sostenible y socialmente responsable.
A todo lo anterior, añade el IBCE, que la tendencia mundial de reportar las actividades de RSE en las áreas económica, social y ambiental, con indicadores, se están promoviendo a escala internacional. Algunas empresas que cotizan en la bolsa utilizan estos informes para mejorar el precio de sus acciones. Otras empresas buscan que sus reportes sean reconocidos, calificados y auditados por organismos de tercera parte, lo que también probablemente sea una causa del avance de la RSE en Bolivia: su incorporación en las políticas públicas.
El Reglamento de RSE para las entidades de intermediación financiera emitido por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), en 2013, se convirtió en un documento de vanguardia que guía a las entidades financieras a implementar políticas, gestionar acciones de RSE, destinar recursos y a que sus programas sean calificados por instituciones externas, así como presentar un informe de los mismos a todo el público que refleje su cumplimiento. El Reglamento cuenta con una serie de indicadores para medir sus acciones y que proporcionan información para la calificación externa a la que las entidades financieras están sujetas.
De similar manera, la Autoridad de Fiscalización de Empresas (AEMP) recibió en 2015, a través de la Ley No. 685, la potestad de controlar y supervisar la RSE en todas las Sociedades Comerciales, con excepción de aquellas que se encuentran reguladas por otras disposiciones normativas. Desde entonces, han solicitado a las empresas un informe de RSE donde se indique el área de desarrollo, objetivos de sus programas, actividades desarrolladas, recursos, presupuestos invertidos y los resultados de impacto.
“Con este panorama, está claro que la tendencia es que la RSE forme parte de cada una de las empresas, ya sea por exigencias del mercado, por tener mejor ética empresarial, mejorar su reputación o por cumplir con reglamentos nacionales o internacionales. Aun así, hay que resaltar que muchas empresas en Bolivia, sin necesidad de disposiciones, implementan programas de RSE por considerarlo una herramienta de gestión, y muchas pequeñas empresas nacen con el espíritu de la responsabilidad social, integrando conceptos a sus cadenas, mejorando sus relaciones con sus grupos de interés y aportado con impactos positivos al medio ambiente y a la sociedad”, añade.
Cuando hablamos de RSE nos referimos a una estrategia de gestión para generar una relación “ganar-ganar” entre la empresa y sus grupos de interés, en vista que estos últimos son numerosos y diversos, la RSE va desde la gestión interna de los recursos humanos, la búsqueda de la sostenibilidad del negocio, la mejora en la eficiencia de sus procesos, ética y transparencia, programas ambientales, programas al servicio de la comunidad, campañas de concienciación hasta otras actividades de apoyo como la salud, educación, deporte, vivienda y arte.