Cocarico culpa a industrias y no ve razón para subir la soya
El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, afirmó ayer que la producción de soya fue regular en esta gestión y que además los mercados internacionales bajaron el precio del grano, por lo que no hay razón para que suba en el mercado interno.
También manifestó que son las industrias aceiteras las que buscan el incremento.
“Los precios de la soya son fundamentalmente guiados por precios internacionales tanto de Chicago como de Rosario en Argentina que han bajado los precios. Por tanto, no hay razón para que haya subida de precio”, señaló el Ministro.
Cocarico refirió que, este año, la producción fue muy regular, puesto que el 30 por ciento es consumido por el mercado interno como grano y como derivado de la soya, “por tanto, hay que ver qué ha pasado, especialmente los industriales, que son los que proveen los alimentos para los productores de pollo”.
La víspera, Winston Ortiz, representante de los productores de pollo parrillero, expresó que su sector pierde un dólar por cada ave producida y pidió al Gobierno fijar una banda de precios para garantizar la economía del sector.
El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Richard Paz, dijo en Santa Cruz que los avicultores, que ejecutaron medidas de presión para exigir la rebaja de precios de insumos como la harina de soya para salir de la crisis, no pueden pedir esa baja porque afecta a otro sector.
El representante dijo que se trata de una especulación de los avicultores, ya que no hay nada oficial sobre un posible incremento.
DATOS
Subió el precio de la soya en 23%. Entre 2016 y 2018, el precio de la harina de soya solvente (el principal insumo para la alimentación de pollos) se incrementó en un 23 por ciento, según datos de la Asociación de Pequeños y Medianos Productores de Cochabamba (Aspymad).
El precio se negocia dos veces al año. El presidente de la Federación Nacional de Productores de Avícolas, Edgar Sandoval, explicó que la banda de precios de la soya y sus derivados se negocia dos veces al año entre los sectores productivos del país para establecer precios máximos y mínimos. Sin embargo, a cinco años de su vigencia, señaló que nunca se implementaron los valores mínimos.