Comercio informal toma las calles de Quillacollo
Florinda Escalera estaba furiosa, el pasado martes quiso entrar a su tienda, ubicada en la Plaza 15 de agosto de Quillacollo, pero le fue imposible por un puesto móvil de casi cinco metros que se instaló frente a su propiedad, la noche pasada, durante la festividad de Urkupiña.
Los pobladores de Quillacollo se quejan del excesivo y descontrolado crecimiento de comercio informal que se asienta durante la festividad de Urkupiña. Desde inicios de agosto, los comerciantes instalan carpas y casetas móviles para sus puestos de venta. En los últimos años, más de 10 mil comerciantes ofertan diversidad de productos en las calles durante Urkupiña.
“Miren el panorama de mi frente, estoy totalmente tapada, la señora que está ahí instalada, en 2002 tenía un puesto de un metro y ahora, no sé con qué privilegio, ocupa más de cinco metros”, expresó con molestia Florinda Escalera.
Tanto vecinos como propietarios de galerías y tiendas comerciales denunciaron la constante presencia de vendedores ambulantes que tapan la entrada a sus domicilios y obstruyen las vías. Asimismo, aseguran que los puestos ya no son móviles, sino que no se mueven casi todo el mes de agosto y que incluso presentan vidrieras.
La Ordenanza Municipal N° 13/2009 de Quillacollo, en su artículo primero, dispone “la prohibición expresa de asentamientos de comerciantes en áreas verdes, plazas y vías públicas en general”. Pese a la ley, el control de la Intendencia para dar cumplimiento a la misma es prácticamente nulo.
“La festividad casi ya ha perdido el sentido, ya no viene tanta gente por la Virgen, son más los comerciantes que vienen para esta fecha. Perjudica harto porque las tiendas que están en alquiler se tapan totalmente y no hay venta”, comentó Neiva Guzmán.
Los vecinos manifestaron su descontento, ya que ellos pagan impuestos a la Alcaldía, mientras los comerciantes ambulantes no lo hacen y llegan de otras regiones.
“Hay mucho comerciante, la venta está baja porque hay demasiada competencia”, manifestó Lilian Marca, quien tiene una tienda comercial de ropa.
La excesiva presencia de comerciantes durante la festividad de Urkupiña, cada vez mayor, generó el congestionamiento en vías peatonales, además de enfado en vecinos, que no es solucionado por la Intendencia de Quillacollo.
LAS CALLES SE VUELVEN BASURALES
Como consecuencia de la visita de miles de feligreses y la presencia de comerciantes ambulantes, las calles de Quillacollo se llenan de basura durante la festividad de Urkupiña. “Todo un basural han dejado y no son capaces de llevar en bolsas a donde se están yendo”, manifestó Ester Cortez, de 87 años, quien también se quejó del ruido que genera la fiesta. “Todo agosto, la bulla es tremenda toda la noche, no nos dejan descansar”, añadió.
VECINOS OPINAN
José Oronda, vecino Quillacollo
“Dejan las calles un asco”
Yo quisiera que haya más control, hay mucha borrachera y, en cuanto a la basura, dejan las calles un asco. Yo produzco flores, esa es mi actividad principal, y nosotros llevamos nuestra basura; pero a los que vienen no les importa nada, nos dejan toda la basura en nuestras puertas y en la calle.
Florinda Escalera, vecina Quillacollo
“No existe ningún control”
El Intendente dice voy a ir a controlar, y estoy dos años detrás de eso, y no le interesa, hay comerciantes que tienen más de 10 puestos y nadie dice nada, entonces cuál es el privilegio del que ellos gozan para que no exista ningún control sobre estas personas y que las autoridades no hagan algo.
Neiva Guzmán, vecina Quillacollo
“Dejan basura en las calles”
Hay muchos comerciantes y gente que dejan basura en las calles, sobre todo dejan botellas, los que bailan igual en la entrada y están mareados, andan dejando de todo en el trayecto y al final las calles se contaminan con tanta basura que nadie recoge.