Correo: “Los carteros aún existimos, nunca nos fuimos”
Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas cuando el cartero depositó un sobre entre sus manos. Pasaron meses en los que ella esperó noticias. Esa mañana, José Luis, el cartero, entregaba una carta sin saber de qué trataba. Apenas otorgó la correspondencia, recibió una abrazo de la destinataria, que no paraba de agradecerle y llorar. La madre de la joven se encontraba en España y hace tiempo que no sabía de ella.
Los carteros son testigos de alegrías y momentos de tristeza al realizar una entrega. De algún modo, se convirtieron en los mensajeros de confidencias y testigos de las promesas cumplidas. Aunque ya no se oye mucho de ellos, su trabajo nunca terminó y hoy viven una nueva etapa.
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Tarjetas de visita y postales
Antes de la independencia de Bolivia, exactamente tres días antes, el 3 de agosto de 1825, nació el Servicio Postal Boliviano. Unos años más tarde, en 1990, bajo el Decreto Supremo Nº 22616, firmado por Jaime Paz Zamora, se creó la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol). Una vez establecido el servicio postal, los ciudadanos se hicieron usuarios asiduos de éste.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la aparición de la fotografía generó una nueva moda en la correspondencia. En 1860, las “tarjetas de visita”, unos fotorretratos de 6x9 centímetros, empezaron a circular en Cochabamba. “Se mandaban a hacer 20 copias de su fotografía para enviárselas a sus amigos y familiares; las tarjetas que recibían, las coleccionaban en un álbum. Éste fue el primer sistema de cartas de visitas, después apareció la tarjeta postal”, señaló Walter Sánchez, docente de la carrera de Música de la Universidad Mayor de San Simón. Las tarjetas de visita eran enviadas a través del sistema postal, de ciudad a ciudad y de pueblo a pueblo, también existía un sistema paralelo a cargo del servicio privado de “chasqui cachas”, servicio de familias de colonos en las haciendas que trasladaban cartas y encomiendas. En cuanto a las provincias, las iglesias eran las que recibían y revisaban la correspondencia. Las tarjetas de visita llevaban mensajes de amistad, avisos, saludos en declaraciones personales. No todos accedían a ellas debido al alto costo de las fotografías. Posteriormente, la “tarjeta postal”, popularizó el sistema de correspondencia.
Las postales mostraban paisajes y retratos de famosos del cine, entre otros. En ese momento se vivió el “boom” de las postales y cartas en Cochabamba. Un tiempo después, el envío de postales disminuyó, en la década de 1930, con la llegada del teléfono. Aún así, el correo se mantuvo en pie y los ciudadanos seguían enviándose cartas y encomiendas.
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El oficio de un cartero
Gonzalo sintió decepción tras recorrer una larga distancia y no encontrar al destinatario de una carta. Desesperado por cumplir la entrega, se asomó a la verja y observó un amplio jardín. Entonces, decidió arrojar la correspondencia al interior, esperando que el propietario pueda encontrarla cuando llegue. Lo cierto es que el cartero no advirtió la presencia de un perro que cuidaba el hogar y que apenas vio el sobre empezó a morderlo. “No supe qué hacer, empecé a tirar piedras para ahuyentarlo”, señaló Gonzalo Zapata, quien trabaja desde hace más de 30 años como cartero en Ecobol.
“Los carteros aún existimos, nunca nos fuimos”, dijo Gonzalo con una sonrisa. En su carrera en el correo postal, cuenta las travesías que debe pasar un cartero, pero también las anécdotas que tiene guardadas en un cofre de recuerdos. Alguna vez sintió la alegría de quien recibió un paquete de medicamentos que llevaba esperando. Otro día tuvo que perseguir en bicicleta a una mujer que acaba de recoger correspondencia de su esposo, sin su consentimiento. Cuando pudo encontrarla, le pidió de vuelta el documento, ella se negó.
Cuando Gonzalo empezó a trabajar como cartero, la bicicleta era su principal medio de transporte junto a un elegante maletín donde llevaba los paquetes, hoy fue remplazada por las motocicletas. Asimismo, cuando se inició el servicio, 32 carteros trabajaban en toda la ciudad; hoy quedan apenas nueve. La entrega a domicilio disminuyó. Ahora los carteros llaman a los destinatarios para que pasen por las oficinas del correo a recoger sus encomiendas. Aunque el servicio postal cambió, sigue causando alegrías y tristezas entre los usuarios. “Puede cambiar, puede pasar el tiempo, pero el correo nunca morirá”, aseguró Gonzalo con alegría.
CAUSAS DE PÉRDIDA
“Desde 1990, el Estado nos dejó solos, nos abandonó y nos dejó a nuestra suerte”, manifiesta Gonzalo Zapata, jefe de operaciones del servicio express de la Empresa de Correos Bolivia (Ecobol). El trabajador atribuye el descuido de la empresa a la mala administración que vivió durante años, desde su creación. “Los profesionales que trabajaban en el correo olvidaron que teníamos una obligación con el Estado: pagar impuestos. Eso hizo que debamos 200 millones de bolivianos por evasión de impuestos”, mencionó Zapata. Asimismo, añadió que gerentes de anteriores gestiones cambiaron de personal por cuestiones políticas. “Contrataban más de 100 trabajadores y, después, cuando entraba otro gerente, despedía a todos y contrataba a otros 100”, señaló.
ESTADO ACTUAL
Pese a los esfuerzos por gestionar propios ingresos sin ayuda del Estado, Ecobol aún sufre la falta de recursos. “Aquí hay bastante trabajo, es como una mina de oro que tranquilamente, con una buena administración y más personal, podría funcionar”, dice José Luis Choque, primer secretario del sindicato de trabajadores de correos Cochabamba. La ausencia de personal suficiente y equipamiento, transporte y tecnología, impiden al servicio postal crecer y adaptarse a las demandas del público. En Cochabamba existen más de 30 servicios de courrier que compiten con Ecobol. La tardanza y extravío de correspondencia por un tiempo hicieron que los clientes dejen de confiar en el servicio de Correos Bolivia. Sin embargo, actualmente el servicio mejoró y recibe nuevas encomiendas.
NUEVA ETAPA
“El Internet no hizo que el correo muera, más bien le volvió a dar vida”, dijo Gonzalo Zapata, trabajador de Correos Bolivia. Durante los últimos años, la población más joven de Cochabamba, empezó a realizar pedidos de todo tipo de artículos a través de Internet. La mayoría de estos paquetes se entrega a través del servicio de Ecobol que recibe paquetes de China, Singapur, España, Estados Unidos y América Latina. El servicio postal tradicional se redujo en casi un 70 por ciento, mientras las entregas de origen internacional representan la mayoría de la correspondencia. “Sobre todo llegan artículos que no hay en Bolivia de China y EEUU”, dijo José Luis Choque, trabajador postal. Esta es la nueva etapa que vive Ecobol, sin embargo, no logra cubrir toda la demanda.