El Ejército ecuatoriano está en el ojo de la tormenta
Una investigación coloca al propio Ejército ecuatoriano en el foco de sospecha. Siete uniformados en activo fueron detenidos la semana pasada, junto a otros seis civiles, acusados de vender armas y municiones al Frente Oliver Sinisterra, liderado por Walter Arízala, alias Guacho.
La Fiscalía ha registrado cuarteles militares, oficinas y viviendas en cinco provincias del país y ha detenido a 14 sospechosos, entre ellos, un funcionario del Ministerio de Defensa. Uno de los arrestados fue liberado después, reseñó ayer el diario El País.
La línea de investigación oficial apunta a un entramado que aprovisionaba con material bélico del Ejército a los grupos que operan en la frontera ecuatoriano-colombiana y que están relacionados con el narcotráfico. Para ocultar la venta fraudulenta, un ingeniero informático de las Fuerzas Armadas se encargaba de alterar los inventarios.
“Desde Quito les vendían munición. El ingeniero tenía un sistema donde primero registraba todos los bienes, armas y municiones. Después, él modificaba las cantidades que había en las bodegas. Avisaba a los rastrilleros (quienes custodian la armería) con los que trabajaba y así ellos ya podían sacar el armamento y lo vendían a unas personas que eran de Borbón y
Esmeraldas”, indicó, tras el operativo, un agente de Inteligencia.
La tesis de la Fiscalía y de la Policía es que el arsenal era trasladado a la frontera norte en encomiendas, autobuses o vehículos particulares para evitar los controles en carretera y que una mujer, también apresada, hacía de enlace con el líder de la disidencia de las FARC.
De hecho, hace dos semanas se interceptó en la provincia de Esmeraldas, fronteriza con Colombia, un taxi que llevaba 2.500 balas camufladas en arroz.
TRÁFICO DE ARMAS Y MUNICIONES
Aunque los investigadores creen que la red que traficaba con armas y munición funcionaba desde 2016, el operativo para desenmascarar a los uniformados comenzó a desentrañarse este año con la detención de uno de los miembros del grupo de Guacho en Colombia.
En mayo, acordó colaborar con la Policía a cambio de protección y aseguró que la banda criminal obtenía las armas de la Policía de Ecuador. Aunque, de momento, los únicos implicados son militares.
En agosto, se encontró más munición en una bodega al norte del país en la que se vendían víveres.