Los libretos de la oligarquía azul y el Tribunal de la opinión pública
Cuando la opinión pública observa, analiza, se decepciona y juzga, más allá de la deformada realidad que pretenden reflejar, se convierte en Tribunal. Y, precisamente, ante los ojos de este Tribunal, los libretos y los actores de la elite azul son ahoracondenados sin piedad. Solo en cerebros débiles la mentira puede imponerse como principio.
El bloque dominante azul, con 10 años en el ejercicio del poder, en función de las coyunturas políticas y especiales circunstancias, ha desarrollado diversos libretos, con guiones bien elaborados, en algunos casos incluso con drama incluido; procurando reflejar otra realidad. Dependiendo del momento político, utilizan diversos actores a quienes se los preparan detallando, paso a paso, todos los actos para la entrada en escena.
Lo del Fondo Indígena fue de antología. El libreto tuvo como objetivo central blindar y enterrar el escándalo para que no exista ninguna posibilidad, desde la sociedad civil y la oposición, de seguir escarbando para conocer en detalle el destino de los cerca de 500 millones de dólares que esa institución administró. Todo estaba fríamente planificado: desde la renuncia de Nemesia Achacollo; el bloqueo en la Cámara de Senadores al pedido de una auditoría integral; el decreto que liquidó el antiguo Fondo y creo el Fondo de Desarrollo Indígena; la designación y el informe final de la interventora. Este informe, además, sería “la única verdad”.
En la estrategia de la re-re-reelección, que por cierto no tuvo, en el tramo final, el resultado esperado, quisieron reflejar ante los ojos de la opinión pública que el pedido, además de natural y espontáneo, provenía de los “movimientos sociales”. Estos, a la cabeza de Conalcam, cumplieron a pie de juntillas el guión, con show de por medio. Bajo la mesa, sin embargo, todo estaba previamente definido. La oligarquía azul tenía muy claro que el triunfo en las elecciones de octubre del 2014 debía, “sí o sí”, garantizar los dos tercios, aunque “trucho”. Forzaron tanto, que inclusive arrebataron dos escaños: del Movimiento Sin Miedo y el Partido Verde. Luego, en el Congreso, con sus dos tercios, ante la solicitud “formal” aprobaron el pedido derivando por conducto regular al Tribunal Constitucional y al Órgano Electoral Plurinacional, instancia que inclusive, sin modificar coma alguna, aprobó el texto de la “tan enredada” pregunta del 21F. El libreto y los guiones, pretendieron irradiar mucha espontaneidad.
Exactamente lo mismo, con otros actores y guiones, simulando debatir, responsable y profundamente, las causas y los efectos de la hecatombe del Poder Judicial, con insólita parafernalia llevaron adelante la “Cumbre de la Justicia”. En las pre-cumbres, así como en la Cumbre misma, ni por asomo identificaron las causas centrales que han provocado el estado actual de nuestra justicia y que tiene que ver fundamentalmente con el extremo sometimiento del órgano judicial a los dictámenes del Poder Ejecutivo. Claro, eso, no podía estar en el libreto: el objetivo es abrir la constitución, así sea a través de la implementación de la cadena perpetua para violadores de niños y niñas que terminen con muerte. Ciertamente, los puntos aprobados en esta Cumbre, “orientados” a mejorar radicalmente el estado de la justicia, también son de antología. Ante los ojos de la opinión pública, sin embargo, todo está digitado.
En el caso Zapata, el objetivo del libreto y los guiones perseguían, a cualquier costa, eliminar cualesquier indicio de tráfico de influencias que involucre al impoluto presidente. Éste es un tema de “Estado”. Sin embargo, la puesta en escena de los guiones no guardo coherencia alguna. Los actores, comenzando por el Presidente, el Vicepresidente, el Ministro de Defensa, la Ministra de Comunicación y la Ministra de Transparencia; ingresaron a un laberinto de confusiones y contradicciones. Aun así, con la mayor desfachatez, después de tantas mentiras y atolondramientos, construyeron la “verdad” oficialista que, ante los ojos de la opinión pública, es del todo inverosímil.
A estas alturas, ciertamente, la cantidad de libretos y guiones expuestos en los casos mencionados, el último con más incidencia; han modificado el estatus de la opinión pública. Ésta, cuando observa, analiza, se decepciona y juzga, más allá de la deformada realidad que pretenden reflejar, se convierte en Tribunal. Y, precisamente, ante los ojos de este Tribunal, los libretos y los actores de la elite azul son ahora condenados sin piedad. Sólo en cerebros débiles la mentira puede imponerse como principio.
El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política.
Columnas de ROLANDO TELLERÍA A.