Desarrollo del Sur
Los países en desarrollo, como Bolivia, aspiran a convertirse en países desarrollados. El desarrollo tiene varias facetas interdependientes: desarrollo humano o social --la salud, la educación y el nivel de vida-- .y el desarrollo económico y/o sostenible, comprendido generalmente como crecimiento del PIB, o sea, como la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de promover y mantener el bienestar económico y social de sus habitantes.
Los países se desarrollan a un ritmo desigual de acuerdo al acceso que han tenido históricamente a los recursos naturales, no siempre propios, su capacidad tecnológica y el capital humano. Existe también un factor de ubicación geográfica –la famosa división entre Norte y Sur– según la cual el desarrollo sería más fácil al Norte. ¿Será cierto? ‘El desarrollo visto desde el Sur’ es el título del libro de economista Rolando Morales Anaya presentado últimamente en su segunda edición y que pretende desmitificar esta dicotomía geográfica. Al mismo tiempo es un manual académico que el autor dedica a sus estudiantes de la misma materia que dicta en la UMSA.
¿Pero por qué la mirada desde el Sur? Primero, obviamente, porque la perspectiva desde los países en desarrollo es diferente que desde los desarrollados. Segundo, porque quizás el desarrollo no es un concepto universal que se aplica por igual en el Norte como en el Sur y finalmente porque el proceso de desarrollo es diferente de acuerdo al grado de desarrollo ya alcanzado. ¿Será que el desarrollo de los países del Sur no es del mismo tipo que los del Norte? ¿Será que los del Sur van simplemente ‘alcanzar’ a los del Norte o se irán por un otro camino?
El libro abarca varios aspectos del tema, que se enfocan primero en el concepto del desarrollo como también en esta mirada desde el Sur y finalmente en el desarrollo de Bolivia. Según Morales, el desarrollo incluye el crecimiento económico, la cohesión social, la satisfacción de necesidades básicas y variables relativas al bienestar y al desarrollo humano como ser la educación, la salud, el medio ambiente, la seguridad ciudadana, tecnología, la igualdad de oportunidades, la no discriminación, las libertades etc. El desarrollo es un proceso, no es un estado final, pero pocos saben cómo hacer para lograrlo.
La economía y las otras ciencias sociales producen diversos recetarios para el desarrollo escritos en el Norte sobre lo que los países del Sur deberían hacer para desarrollarse, sin embargo, el desarrollo es generalmente escaso. Morales afirma que no hay Estados fallidos, nombre con el que algunos economistas y pensadores del Norte etiquetan a los países en desarrollo. Según Morales los países en desarrollo están todavía en su adolescencia en cuanto al desarrollo.
El desarrollo beneficia sobre todo al propietario de los medios de producción, tanto en el sistema capitalista como socialista. Morales considera que es un falso dilema, irrelevante hoy en día y que es el mercado que rige entre las opciones. Pero las opciones son también políticas y penalizan al socialismo por la ineficiencia económica y veda a la iniciativa individual mientras al capitalismo por falta de límites en enriquecimiento individual y la distribución desigual de la riqueza. Los modelos mixtos, las siempre mencionadas socialdemocracias escandinavas, parecen ofrecer unas opciones más equilibradas entre el bienestar generalizado y eficiencia económica. Las experiencias históricas del paso de un sistema al otro –por ejemplo con la desaparición del sistema soviético– aportan también las lecciones para el desarrollo.
Morales analiza el caso de Bolivia, país que conoció la hiperinflación de los años 80 y luego el crecimiento económico de más o menos 4 por ciento anual. La hipótesis de Morales es que la reducida inversión debida a sus rendimientos poco atractivos y la presencia de fallas significativas en algunos mercados importantes son responsables por el escaso desarrollo de Bolivia. Cada economista –dijo Morales en la presentación de su libro-- tiene su receta para el desarrollo del país. Morales también, con este libro de gran calibre.
El autor es comunicador social.
Columnas de STANISLAW CZAPLICKI