Los malos tiempos han llegado
En innumerables ocasiones, el Gobierno ha sido advertido que si para esta época no habíamos descubierto otros campos con reservas adicionales y nuevos pozos, la industria entraría en un periodo difícil. Lamentablemente ya hemos comenzado a vivir esos años de malos tiempos que, por lo que está sucediendo y las señales que se reciben, serán varios. Las reservas de gas no se han agotado pero toda nuestra producción es de campos en declinación.
Por 20 años hemos estado exportando gas natural al máximo de la capacidad de producción de nuestros campos. Ahora, todos ellos han entrado en declinación, al no contarse con campos nuevos nuestra producción está de bajada. Lo anterior explica, pero no justifica, que YPFB no haya podido cumplir el pasado año con el contrato con Petrobras y ésta, inmisericordemente, nos aplicó una multa de 130 millones de dólares, que han sido rápidamente pagados. Estamos al final de ese contrato (GSA), y no sabemos si se está cerrando. Si no se han hecho modificaciones importantes, que no se han publicitado, este año también es posible que se nos aplique una multa.
El mercado argentino, que es el único que nos queda, influenciado por sus depósitos de Vaca Muerta, está muy esquivo. El contrato ha sido modificado por una adenda que reduce los volúmenes y sobre todo elimina la fórmula de cálculo de precios basada en los precios de los derivados del petróleo y en su lugar se ha acordado utilizar los del LNG en la Argentina.
Con nuestra declinante producción, también tenemos que atender una venta de gas licuado (GLP) al Paraguay. La producción disminuida de nuestros campos es cada vez más seca, por tanto, es muy probable que tengamos dificultad en cumplir con la exportación y nuestro mercado interno.
El consumo de diesel y gasolina aumenta continuamente. Nuestra producción de esos carburantes está en descenso por lo que los volúmenes faltantes, que cada vez son mayores, tendrán que ser importados al precio del mercado internacional. Se prevé que el petróleo subirá de precio, por tanto esas importaciones serán cada vez más caras y nuestros ingresos por exportaciones cada vez menores. Pasarán muchos años hasta que YPFB tenga nuevamente 60 millones de metros cúbicos por día de producción de gas, para poder cumplir con dos mercados de exportación.
Con bastante demora se ha promovido la perforación de pozos exploratorios con las contratistas a los cuales la entidad fiscal se ha sumado también con tres proyectos. A la fecha se tienen en perforación cinco pozos exploratorios. Todos ellos parecen haber sido influenciados por el Boyui X2 y están diseñados a ser de gran profundidad. Es de esperarse sean terminados el próximo año y ojalá que uno o más de ellos descubra un nuevo campo. De todas maneras, los beneficios que de uno o más descubrimientos se empezaran a sentir después del 2025 por el número de pozos que se necesita para probar un campo y las instalaciones de tratamiento de gas.
Tratando de anestesiar al país que está consciente de la difícil situación en que estamos, YPFB anuncia que el próximo año, con Total, se tendrá un pozo en Incahuasi con producción de tres millones de metros cúbicos de gas por día. Esa producción no llega a cubrir la declinación natural del resto de los campos. También anuncia el acuerdo de intenciones con Shell para que esta compañía perfore un pozo exploratorio en Yacupaití.
Ante la proximidad de la terrible sangría de importar carburantes, el Gobierno ha abierto la puerta al biodiesel de soya. Se tienen acordadas las líneas generales para una producción de biodiesel que alcanzaría el 20% del consumo nacional. En gasolina se tiene un programa acordado para la producción de etanol. El poder tener estos biocombustibles en el mercado, también demorará varios años y paradójicamente se tendría que importar más diesel para esta expansión de la industria agrícola.
Tal como se previno, estamos terriblemente atrasados. El periodo 2020 a 2030 es de una importancia única para el gas natural, porque es el combustible de transición. Al igual que el resto de la humanidad, para esa fecha debemos demostrar avances en la reducción de gases contaminantes que crean el efecto invernadero y así contribuir a disminuir el calentamiento del planeta.
Además de estar atrasados estamos confundidos. El objetivo no es sustituir gasolina y diesel con biocombustibles. El objetivo es descarbonizar la energía para que no se generen gases contaminantes que contribuyen al calentamiento global.
Finalmente, los ingresos por exportaciones de gas natural son muy importantes. Estos años estarán en continuo descenso lo cual podría causar efectos demoledores en nuestra economía.
El autor es ingeniero petrolero y analista energético.
Columnas de CARLOS MIRANDA PACHECO