La seguidilla de procesos, un método que se repite 10 años
Los procesos contra opositores y líderes emergentes son vistos como un método que el oficialismo ha usado en los últimos 10 años para desmontar los movimientos contrarios a su política. Sin embargo, el MAS lo niega y rechaza que casos como terrorismo y Quiborax sean una persecución política.
Uno de los puntos que inició la desestructuración de la oposición fue el referendo revocatorio del 10 de agosto de 2008 para los mandatarios y prefectos. Evo Morales ganó con el 67%. Dos prefectos de oposición fueron revocados.
Ya en abril de 2009, el presidente Evo Morales acusaba a la oposición de haber financiado a un grupo de mercenarios que pretendía desestabilizar su Gobierno con una célula terrorista liderada por el boliviano croata Eduardo Rozsá-Flores. El operativo acabó con dos sospechosos muertos y más de 30 detenidos.
De acuerdo con el sociólogo Fernando Salazar, los procesos a opositores tienen dos etapas: una antes del referendo del 21F y otra posterior. En la primera fase el propósito fue desmontar el movimiento de oposición y en la segunda “lo único que se quiere es validar la prórroga” de los líderes del MAS.
“Tiene que ver con un modelo de perpetuarse en el poder y para ello se están asumiendo otras actitudes: todo o nada. Eso implica no sólo un control judicial para atacar a todo opositor, sino a toda persona individual que se oponga”, declaró.
En esta segunda fase posreferendo del 21F, en el que ganó el “No” a la repostulación, están los procesos contra el expresidente Carlos Mesa, por el caso Quiborax.
Al respecto, la Procuraduría General publicó ayer “La verdad sobre el caso Quiborax y la responsabilidad de Carlos Mesa”. En nota dice que el exmandatario violó su propio Decreto 27326, que preveía hacer seis auditorías antes de declarar la nulidad de la concesión del conglomerado.
Mientras el juicio por responsabilidades contra Mesa sigue su curso, el anuncio de una demanda contra el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga no preocupa al opositor, quien afirmó que es perseguido con procesos desde 2008.
Quiroga indicó que no tiene temor a que se le inicie un proceso por Quiborax, porque la norma que dividió el salar de Uyuni no tiene relación con el Decreto 28579 de Mesa.
Caros D. Mesa dijo ayer en un artículo: “El proyecto del Movimiento Al Socialismo vive su canto del cisne y sus gestores lo saben. Hoy su batalla es contra el tiempo, contra el rumbo que ha tomado la comunidad boliviana, que no es aquel que fijaron”.
DATOS
Sociólogo advierte riesgo para democracia. El sociólogo Ferando Salazar advierte que los procesos a opositores pueden ir contra principios democráticos.
Senadora niega una persecución política. La senadora Carola Arraya (MAS) asevera que se hace un mal uso del término de persecución política, porque son procesos contra personas.
Asambleísta ve crisis por falta de renovación. La asambleísta Lizeth Beramendi considera que el MAS se crea “enemigos”, porque no se ha renovado.
SENADORA: “SE PROCESA A PERSONAS, NO OPOSITORES”
La senadora Carola Arraya (MAS) afirmó que los procesos no son contra opositores, sino contra “personas que tienen responsabilidades por irregularidades, de ninguna manera se pueden catalogar como persecución política”.
La legisladora remarcó que todas las personas que asumen una función pública están sujetas a responsabilidades.
“La persecución política es un término muy mal utilizado, porque sólo se da cuando hay persecución en términos de una ideología política. Eso no está sucediendo, lo que está sucediendo son procesos contra personas que han cometido irregularidades”, dijo.
Añadió que además se siguen las normativas, como el Código Penal y Civil.
En Quiborax “existe una cronología que señala que la empresa ha salido por un decreto que ni siquiera Mesa ha cumplido”.
A ello se suma que la normativa es clara, ya que al ser un expresidente corresponde juicio de responsabilidades. En cambio, las autoridades designadas van a la vía ordinaria.
Por otro, lado la asambleísta departamental, Lizeth Beramendi, asevera que el MAS ha tenido que crear un enemigo al que le va poniendo diferentes nombres como “separatistas” o “vendepatrias”.
“En el fondo es una mentira. En el caso terrorismo se ha desenmascarado eso”, dijo.
Beramendi explicó que este discurso del miedo se da “porque el Gobierno no ha tenido la capacidad de renovarse, ahí se muestra su fragilidad”.