“El pasajero”: un tren rigurosamente vigilado
Esta es la cuarta película de acción dirigida por Jaume Collet-Serra y protagonizada por Liam Neeson, después de “Sin identidad”, “Non-stop: Sin escalas” y “Desconocido”. Es decir que conocen el producto que tienen entre manos. Por eso van al grano: enseguida tenemos al hombre común metido hasta el cuello en una situación extraordinaria, en un clima de tensión que recién decaerá poco antes del final.
Un gran montaje inicial -lo mejor de la película- nos presenta al héroe, su familia y su rutinaria vida, hasta que llega el día diferente. Y no por lo bueno: a Michael MacCauley lo echan del trabajo. Pero en el tren de regreso a su casa lo aborda una desconocida que le ofrece 100 mil dólares a cambio de casi nada: debe localizar a cierto pasajero del tren. Sólo tiene dos pistas: el alias del sujeto y el dato de que lleva un bolso consigo.
A partir de ahí, no hay tiempos muertos: todo es frenético y atrapante. Está bien aprovechado el atractivo de un tren -del que el protagonista no se puede bajar- como único escenario de la acción. Una suerte de Asesinato en el Orient Express -cada pasajero con sus características distintivas, entre los que hay que descubrir al buscado- acelerado al ritmo de “Máxima velocidad” y siguiendo la matriz de “Duro de matar”.