Estudiante desarrolla un avión no tripulado
Después de cinco años de análisis, diseños, pruebas y errores, Mirko Montecinos, estudiante universitario, diseñó, programó, construyó y ensambló un avión no tripulado con piloto automático y telemetría —sistema de medición de magnitudes que permite transmitir los datos obtenidos a un observador lejano— que puede ser monitoreado desde una base de control en tierra.
El proyecto pretende ser utilizado para diferentes fines, ya sea desde el control en carreteras, refinerías hasta aplicaciones personales.
“Está diseñado para que sea controlado desde una base en tierra y no se tengan que perder recursos humanos en el control del avión. Así, sólo una persona y desde un punto fijo en el suelo puede monitorearlo”, explica Montecinos, egresado de la carrera de Ingeniería Electromecánica de la Universidad Mayor de San Simón.
El avión tiene cuatro metros de envergadura, fuselaje de dos metros, despega a una altura de 70 a 80 metros y puede levantar de seis a ocho kilos.
“Tiene un rango de 900 metros de radio de vuelo o de 1,8 kilómetros de alcance en línea recta. Alcanza un máximo de altura de 500 metros, cumpliendo su autonomía”, explica el desarrollador.
A su vez, Montecinos asegura que tanto el diseño de los planos como el armado del proyecto se realizaron en la ciudad. Además, contó con la ayuda y asesoramiento de Francisco Triveño, doctor en ingeniería que trabaja en el diseño y producción de aviones en la Empresa Brasileira de Aeronáutica (Embraer), quien cada año retorna al país a dictar cursos de posgrado y capacitaciones.
La fase de construcción, armado y aeromodelismo de la estructura del avión fue realizado con la ayuda de Edgar y Diego Villarroel y Alfredo Romero, pertenecientes al AeroClub Unidos.
Montecinos aún se encuentra trabajando en la estructura que será la base de control en tierra, que por falta de ayuda económica está en pausa.
“Tenemos una cabina de 4 x 3 metros, donde ya estaban los monitores y algunos equipos de control, pero nos ha faltado dinero porque aún hay mucho que cubrir”, cuenta Montecinos. Por ello, ahora esa base de control está en su domicilio.
Para el estudiante, el proyecto es un gran logro del cual se siente orgulloso.
“El avión durante el vuelo no necesita de intervención humana, sigue las trayectorias previamente puestas por el operador. Si se produce algún problema durante el vuelo automático y se presentan errores, hay la opción de tener intervención humana sin perder el rumbo de la trayectoria”, explica.
Considera la realización del avión como una oportunidad de crecimiento profesional y personal, pues indica que tuvo que especializarse y tomar cursos y talleres de aeronáutica, programación avanzada e investigación autónoma.
“Muchas veces no podía ni dormir bien, pensando en cómo solucionar algunos conflictos que surgían a lo largo del desarrollo. Aprendí mucho y de todo”, cuenta el joven de 24 años.
Dentro sus proyectos futuros, espera seguir estudiando más sobre el tema para resolver todas las incógnitas que surjan en el desarrollo de proyectos parecidos e implementar mejoras.
El próximo paso con el avión no tripulado es lograr que despegue y aterrice de manera independiente.
Al ser consultado sobre el movimiento científico de la ciudad, indica que existe mucho talento, motivación y compromiso en los jóvenes, pero que éstos desertan de sus ideas por la falta de apoyo, ya sea financiero o en conocimientos.
“Muchas veces la motivación y ganas sobran, pero hace falta apoyo. Muchas instituciones no apoyan proyectos científicos y tecnológicos o dejan esa tarea para el final”.
Asegura que con la falta de motivación y apoyo se pierden grandes oportunidades de desarrollar conocimiento, ciencia, tecnología e investigación para el país y lograr generar una independencia científica.
“Bolivia vende su materia prima y compra, a altos costos, accesorios y objetos ya hechos por otros países con la misma materia prima que vendió”.
Considera que “si hay más jóvenes involucrados, el mismo país puede destacar al generar conocimiento y así dejar de depender de otras naciones para lograr cualquier cosa”, finaliza.
"Debemos ser sinceros y reconocer que si cada uno no genera conocimiento y desarrollo para su propio país, nadie más lo hará". Mirko Montecinos. Desarrollador