Trump busca reducir a la mitad la inmigración hacia EEUU
David Lynch
Donald Trump respaldó el miércoles de la semana pasada una legislación que podría alterar dramáticamente la inmigración legal hacia Estados Unidos, reduciendo las admisiones anuales a la mitad y priorizando la educación y las habilidades en lugar de los lazos familiares al decidir quién puede entrar en el país.
La propuesta “reducirá la pobreza, aumentará los salarios y les ahorrará a los contribuyentes miles y miles de millones de dólares”, dijo Trump, hablando en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, llamada así por el ex presidente Theodore Roosevelt, un descendiente de inmigrantes holandeses del siglo XVII.
Trump estuvo acompañado por los senadores republicanos Tom Cotton de Arkansas y David Perdue de Georgia, los autores del proyecto de ley, para pedir un nuevo sistema de puntos que favorecería a los inmigrantes con mayor escolaridad, fluidez en inglés y habilidades laborales.
Siguiendo el modelo de los sistemas de inmigración canadiense y australiano, la iniciativa se produce conforme el senado intenta recuperarse de su fracaso en aprobar una ley de salud y aún debe aprobar una legislación para elevar el techo de la deuda antes de finales del próximo mes. Los republicanos también deben acordar un presupuesto y esperan reformar el código tributario estadounidense, metas que dejan poco tiempo para la inmigración antes de la temporada de campañas de 2018.
“Va a ser muy difícil conseguir la aprobación en el congreso”, dice Stephen Yale-Loehr, un experto de Cornell Law School. “La inmigración es tan complicada como las reformas de salud y la tributaria”.
Los demócratas rápidamente demostraron que no aprobaban la idea de reducir a la mitad la cifra de aproximadamente un millón de llegadas anuales.
“El punto principal es que reducir la inmigración en medio millón de personas (la inmigración legal) no tiene mucho sentido”, dijo el líder de la minoría en el senado, Chuck Schumer. “Esto es distinto a la inmigración ilegal. Crea empleos en Eestados Unidos. Ayuda a Estados Unidos. Y creemos que es un fracaso”.
El último intento significativo para arreglar el atribulado sistema migratorio estadounidense tardó varios meses en recibir la aprobación del senado en 2013 antes de fracasar en la cámara.
El renovado debate de esta semana viene con la histórica cifra de 43,2 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos, o el 13,4 por ciento de la población total. El porcentaje de nacidos en el extranjero es más de dos veces superior al de 1960, cuando se situaba en el 5,4 por ciento.
Desde que asumió el cargo en enero, Trump ha ordenado una mayor vigilancia a lo largo de la frontera con México, junto con el incremento de las deportaciones de inmigrantes indocumentados. Como resultado de las medidas severas, algunos agricultores en California dicen que la escasez de mano de obra los está obligando a dejar que los cultivos se pudran en los campos.
Los defensores del enfoque Cotton-Perdue dicen que el sistema actual admite demasiados trabajadores no cualificados que compiten con los estadounidenses menos cualificados por empleos, a su vez deprimiendo los salarios. Los salarios ajustados a la inflación para el grupo de estadounidenses menos educados en los últimos 40 años han disminuido, según Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración, el cual favorece la reducción de la inmigración.
El actual sistema basado en la familia “ejerce gran presión sobre la gente que trabaja con sus manos y de pie”, dijo Cotton.
Aunque los trabajadores nativos a menudo son reacios a realizar el agotador trabajo de cosechar, compiten con los migrantes en otros empleos menos cualificados como la conducción de camiones y la construcción. Las tres cuartas partes de los trabajos de servicios de conserjería, por ejemplo, están ocupados por estadounidenses, dice Krikorian.
“No se puede decir que ése es un trabajo que los estadounidenses no quieren hacer”, dice. “La inmigración está relajando el mercado laboral y debilitando el poder de negociación de los trabajadores estadounidenses para exigir salarios más altos”.
El sistema de inmigración de Estados Unidos durante décadas ha priorizado los lazos familiares, considerándolos vitales para la cohesión social y el progreso económico, dice Tom Jawetz, vicepresidente de política de inmigración del Centro para el Progreso Americano.
El plan respaldado por Trump podría cambiar drásticamente “el aspecto de las personas que puedan venir a Estados Unidos”, dice.
La opinión pública está dividida en un reciente sondeo Gallup con un 38 por ciento de los estadounidenses que favorecen la inmigración reducida y un porcentaje similar que dicen preferir que continúe la afluencia actual. Sólo el 21 por ciento apoya mayor inmigración.
Trump reiteró asimismo su promesa anterior de evitar que los inmigrantes reciban bienestar social durante cinco años después de llegar a Estados Unidos, lo cual la ley actual ya prohíbe en la mayoría de los casos.