Historias de calles y avenidas que marcaron el rumbo
Cochabamba, en 1830, presenta un paisaje aldeano rodeado de extensos arrabales donde lo urbano y lo rural están íntimamente fusionados.
El historiador Humberto Solares Serrano describe el paisaje con edificaciones de planta baja, las calles son de trazado regular continuando el damero hispano y donde lo único remarcable son la vieja Plaza de Armas y la de San Sebastián —lugar de una primera fundación de la ciudad—, además de unos pocos templos de arquitectura colonial, tal como describe.
En 1909, Elfec obtuvo franquicias para construir dos ferrocarriles eléctricos en Cochabamba: una línea de 17 kilómetros hacia el oeste hasta Vinto y una línea de 58 kilómetros hacia el sudeste hasta Arani.
Éste fue el primer precedente para la construcción que definiría un cambio de desarrollo urbanístico de Cochabamba, un acceso al occidente del departamento.
La construcción de los primeros 13 kilómetros de la línea hasta Quillacollo, fue terminada el 13 de septiembre de 1910 y su inauguración oficial tuvo lugar el día de Año Nuevo siguiente.
El 30 de diciembre de 1944, se promulga la Ley 237 que declara la expropiación de 36.602 metros cuadrados de terrenos ubicados en la región antes conocida como "Chimba Chica" para la construcción de la avenida Blanco Galindo.
"Declárase de necesidad y utilidad públicas la de los terrenos ubicados en la región 'Chimba Chica', comprendidos en el radio urbano de la ciudad de Cochabamba, para la apertura de las calles y avenidas entre el camino a Quillacollo, Avenida General Blanco Galindo y Avenida América", indica la norma.
De esta forma, se establecen el recorrido y las características actuales de esta avenida, como principal vía de integración con el municipio de Quillacollo.
Su recorrido, de 13 kilómetros, cruza municipios del Área Metropolitana del departamento, Cercado, Colcapirhua y Quillacollo.
Gracias a su paso, los barrios colindantes comenzaron urbanizarse, gracias a su conexión vial con el resto del departamento.
En cuanto al centro de Cochabamba, en la época de la colonia, el nombre de la mayoría de las calles se refería a las actividades comerciales que se realizaban o estructuras físicas que se hallaban cerca.
El historiador Edmundo Arze asegura que la mayoría de los nombres de las calles de ese tiempo surgieron de manera costumbrista e histórica; es decir, que la calle se nombraba de acuerdo a la residencia de una persona distinguida, por el oficio, jerarquía gubernamental o religiosa, hospitales, batallas o países vecinos.
La plaza 14 de Septiembre, también conocida como Plaza de Armas, representaba el centro de referencia para la nominación de las calles aledañas.
En este lugar se encontraban los establecimientos comerciales que proveían comida, bebidas, velas, carbón, remedios y telas, entre otros, a los pobladores de la villa, y era por esto una de las más transitadas.
Volviendo a la esquina de la Plaza y Pulpería, bajando una cuadra hacia el oeste y subiendo hacia el norte, transitamos la que fue la calle Santa Teresa, la misma que llevaba a los habitantes hacia el templo del mismo nombre. Hoy esta calle la conocemos con el nombre de Baptista.
La mayoría de los nombres de las calles de la época de la colonia fue modificada durante el periodo republicano. Las calles Beaterio y San Francisco pasaron a llamarse 25 de Mayo, la calle Pulpería pasó a ser España, del Cabildo se denominó General Achá, San Agustín ahora se conoce como Bolívar, mencionando algunos ejemplos.
Los enfrentamientos bélicos y conflictos territoriales también dejaron su huella en las calles cochabambinas. La calle Chile pasó a llamarse Calama. Lo mismo ocurrió con las calles Paraguay y Argentina, hoy conocidas como Ladislao Cabrera y Jordán, respectivamente.
Actualmente, en la ciudad de Cochabamba existe una normativa para la designación de nombres de calles, avenidas, bustos, estatuas y monumentos.
Se trata del Reglamento 1439 de Nominación de Vías Públicas, las cuales sólo pueden llevar el nombre de personas que han fallecido hace por lo menos dos años.
DE CALLES A AVENIDAS
Algunas de las angostas calles coloniales no aguantaron el paso del tiempo. Con la creciente urbanización de la ciudad, a partir del siglo XX, muchas de las calles se transformaron en avenidas para albergar el desarrollo del parque automotor.
En los años 70, comenzó una revolución vial. Durante la gestión de Humberto Coronel Rivas, la avenida Heroínas, antes conocida como calle Perú, fue ensanchada. Para esto, se ordenó la expropiación y demolición de varias viviendas para que la vía sea doble.
De la misma manera, el exalcalde abrió paso para establecer la actual avenida Ayacucho.