Militares dispersan con gases a manifestantes en la frontera de Venezuela con Colombia
Militares venezolanos dispersaron hoy con gases lacrimógenos y perdigones a decenas de personas que exigían cruzar hacia Colombia por el puente fronterizo de Ureña (Táchira, oeste), cuyo cierre fue ordenado ayer por el gobierno de Caracas para evitar al entrada de ayuda humanitaria.
"¡Queremos trabajar!", gritaba la multitud frente a un piquete de efectivos de la Guardia Nacional con equipos antimotines que bloqueaba el puente Francisco de Paula Santander, uno de los cuatro que comunican el estado venezolano de Táchira con el departamento colombiano Norte de Santander.
El gobierno de Nicolás Maduro ordenó anoche "cierre total" de los cuatro puentes que comunican al estado Táchira con el departamento colombiano de Norte de Santander, donde está la ciudad de Cúcuta, centro de acopio de ayuda enviada por Estados Unidos a solicitud del opositor venezolano Juan Guaidó.
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, justificó la medida en lo que definió como "amenazas" del gobierno de Colombia, que respalda el paso de ayuda gestionada por Guaidó, jefe del parlamento opositor reconocido como presidente interino de Venezuela por un cincuentena de países.
Guaidó fijó para hoy el día para que la asistencia de alimentos y medicinas cruce "sí o sí" pese a la negativa de Maduro, que la considera una "excusa" para una invasión militar liderada por Estados Unidos.
Vecinos de Ureña pedían a los militares autorización para atravesar el paso peatonal, como hacen cotidianamente.
Tras momentos de tensión, el piquete militar avanzó y comenzó a disparar gases lacrimógenos, a lo que algunos respondieron con piedras.
Algunos también quemaron neumáticos, luego de que los efectivos militares desplegaron un vehículo con barricadas para impedir el paso.
"Yo tengo que pasar para cumplir mis ocho horitas de trabajo. ¿Qué pasa si no llego? Mi familia depende de mí", dijo a la AFP, antes de los disturbios, Unay Velasco, un joven de 24 años que hace servicios de limpieza en un supermercado en Cúcuta.
Unos 40.000 venezolanos cruzan a diario las fronteras tachirenses, según autoridades migratorias. La mayoría regresa a su país tras trabajar o comprar medicinas o productos escasos en su país.
Venezuela vive una grave crisis económica, con un sueldo mínimo que apenas equivale a unos 6 dólares, que ha forzado la emigración de unos 2,7 millones de personas desde 2015, según la ONU.
Mientras, dos camiones con unas ocho toneladas de ayuda humanitaria salieron a primeras horas de hoy de una base aérea en Boa Vista, en el norte de Brasil, hacia la frontera con Venezuela, informó el equipo que organiza la iniciativa.
El convoy, que debe recorrer 215 km hasta la línea que divide ambos países, está compuesto por camiones venezolanos conducidos también por ciudadanos del país caribeño, y está escoltado por la policía brasileña, agregaron los organizadores.
La iniciativa se enmarca en una acción prevista para tratar de entrar de forma simultánea este sábado por las fronteras terrestres de Venezuela con Colombia y Brasil, así como en el Caribe, según anunció días el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países, entre ellos Brasil.
Cerca de 200 toneladas de medicinas y alimentos fueron donadas por Brasil y Estados Unidos y han sido almacenadas en una base aérea en Boa Vista, capital del fronterizo estado de Roraima.
María Teresa Belandria, designada por Guaidó como embajadora de Venezuela en Brasil, se reunió la madrugada con el canciller brasileño, Ernesto Araújo, y el encargado de negocios de Estados Unidos en Brasil, William Popp, en el hangar donde fueron organizadas las donaciones.
Belandria y Araújo viajan en el convoy que debe llegar a Pacaraima, la pequeña ciudad de 12.000 habitantes que se encuentra en la frontera brasileña, y deben dar una rueda de prensa conjunta a su llegada.
Aunque ayer hubo tensión en esta ciudad con la llegada de venezolanos heridos en un incidente en la venezolana San Francisco de Yuruaní, a unos 80 km de la línea divisoria, hoy Pacaraima amaneció en calma.
Algunos venezolanos duermen en las aceras, como es usual desde que aumentó el flujo migratorio hacia Brasil dos años atrás, y las calles están tranquilas.
La frontera permanece cerrada del lado venezolano, tal y como fue decretado por el presidente Nicolás Maduro el jueves.
La postura brasileña, que busca evitar tensiones con Venezuela, es que si los camiones no pueden cruzar regresen a Boa Vista, y que se realicen posteriormente otras tentativas.
EEUU advierte a Maduro de que no quedará impune
El Gobierno de Donald Trump advirtió ayer al presidente Nicolás Maduro, "y a los que siguen sus órdenes" de que no quedarán "impunes" tras unos choques en la frontera con Brasil que dejaron dos muertos.
"Estados Unidos condena enérgicamente el uso de la fuerza por parte de los militares venezolanos contra civiles desarmados y voluntarios inocentes en la frontera de Venezuela con Brasil", afirmó en un comunicado la Casa Blanca.
La nota responde a "informes de prensa" sobre la muerte de dos indígenas el viernes en un aparente intento de abrir el paso fronterizo que el Gobierno de Maduro ordenó cerrar para impedir la entrada de "ayuda humanitaria" enviada por Washington sin el consentimiento de Caracas.