Convención chilena aprueba una serie de derechos sociales
Derecho a la vivienda "digna y adecuada", un sistema público y universal de salud, seguridad social, reconocimiento al trabajo doméstico y de cuidados y libertad sindical son algunos de los puntos aprobados por la Convención Constitucional chilena en una jornada catalogada como "histórica" por algunos de sus miembros.
Con una votación que se extendió hasta altas horas de la noche del martes, el organismo a cargo de redactar la nueva Carta Fundamental chilena consolidó el avance de una serie de derechos sociales al borrador del documento final que será sometido a plebiscito en septiembre próximo.
"Hemos aprobado cuestiones importantísimas (...) es fundamental poder transmitir al país estos avances históricos que desmontan la Constitución pinochetista y permiten garantizar derechos fundamentales para todas y todos", señaló desde sus redes sociales la convencional Alondra Carrillo.
Entre la normativa aprobada por el pleno de la constituyente destaca que “toda persona tiene el derecho a una vivienda digna y adecuada, que permita el libre desarrollo de una vida personal, familiar y comunitaria”.
Además, se visó la creación de un Sistema Nacional de Salud que tendrá "carácter universal, público e integrado, que se rige bajo algunos principios como equidad, solidaridad, interculturalidad y no discriminación".
También se aprobó el artículo que “asegura a todas las personas el derecho a la educación” garantizado por el Estado, la negociación sindical por rama de la producción y el derecho al deporte.
A menos de tres meses de concluir el plazo para redactar la propuesta de nueva Constitución, convencionales del mayoritario sector progresista del organismo apuestan a fortalecer la difusión de los contenidos aprobados y contrarrestar la fuerte campaña de descrédito montada desde ciertos grupos temerosos de perder el ==statu quo que abogan por rechazar el documento.
Según sondeos locales publicados este mes, la intención de votar "Rechazo" se mantiene como mayoritaria, con un 44%, frente al 39% del "Apruebo" para el referéndum de salida.
El proceso constituyente nació como vía política para desarticular la ola de masivas protestas que comenzó en 2019, una crisis que dejó una treintena de fallecidos, miles de heridos y removió los cimientos de Chile, uno de los países más estables de América Latina.
En caso de aprobarse en el plebiscito de salida, el próximo 4 de septiembre, la nueva Constitución sustituiría a la actual, heredada del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades del país por su corte neoliberal.