Ecuador militariza lucha contra el crimen, como en otros países
“Si se meten con la población, se meten con las FFAA”, dijo el ministro ecuatoriano de Defensa, Gian Carlo Loffredo.
El funcionario respaldó así el poder otorgado por el Gobierno a los miles de militares desplegados desde hace días en Ecuador, donde la gran escalada de violencia llevó a que el presidente, Daniel Noboa, declarara el martes estado de conflicto armado interno y ordenara a las FFAA “neutralizar” a los grupos vinculados con el narcotráfico y crimen organizado.
El jueves, la Asamblea Nacional respaldó esta intervención de manera unánime.
Aunque precipitado por los acontecimientos, el plan de Ecuador no es nuevo. Ya en diciembre, su Parlamento votó a favor de reformar la Constitución para que las FFAA apoyen en el combate al crimen y la lucha contra las drogas.
Y en el resto de América Latina, tampoco es nuevo.
Militares bajo presión
La región está plagada de ejemplos, desde México hasta el Cono Sur, de cómo se atribuyeron a los militares —de manera temporal o prácticamente permanente— funciones contra el narcotráfico que en ocasiones contribuyeron a desarrollar operaciones exitosas y, muchas otras, dejaron resultados plagados de claroscuros en la historia reciente.
Para David Saucedo, especialista mexicano en seguridad pública, uno de los motivos por el que los gobiernos latinoamericanos han recurrido con frecuencia a esta vía es por la histórica presión de EEUU, que percibía una extrema debilidad en los sistemas de justicia y seguridad pública de la región.
“Las policías de América Latina, en general, se han caracterizado por una infinita corrupción y debilidad para enfrentar al narcotráfico”, remarca.
México
La implicación de militares en operaciones antidrogas se remonta a la década de los 70 y 80, cuando comenzó a participar en la erradicación de cultivos ilícitos y lideró golpes importantes.
Durante el gobierno del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) se registró un parteaguas al poner en marcha la conocida “guerra contra el narco”.
Pero las autoridades mexicanas reconocieron solo cuatro años después no haber conseguido su propósito.
“La guerra contra el narco es una experiencia fallida y más bien fue una estrategia política del presidente Calderón para obtener legitimidad para su gobierno. Lamentablemente, a esta política se le dio continuidad en el sexenio de Enrique Peña Nieto y en el actual de López Obrador”, subraya Saucedo.
Colombia
Colombia es otro de los países con larga tradición de uso de la fuerza militar contra el narcotráfico.
“Los militares empezaron a tener un rol muy importante en términos de seguridad interna en un momento en que la policía no tenía las capacidades suficientes para atender un nivel de criminalidad tan impresionante”, destaca Catalina Miranda Aguirre, investigadora de la Fundación Ideas para la Paz de este país
“En Colombia, insurgencia y narcotráfico están ligados en un momento de la historia, no los puedes separar”, agrega.
Sin embargo, el Ejército también protagonizó escándalos como el de los “falsos positivos”.
Brasil, Venezuela...
La militarización de operaciones contra el narcotráfico se dio también en Brasil o Venezuela, entre otros.
Raúl Benítez Manaut, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) vincula esta militarización con el debilitamiento del mando civil y la política.
“En un país normal, la democracia va acompañada de policías civiles. Donde hay mucha criminalidad, los militares toman el control y esto debilita la democracia “, dice.
“La posibilidad de que se incurra en violación de derechos humanos es muy grande. Ha pasado en Colombia, en México, en las favelas de Brasil, etc.”, resume la colombiana Miranda Aguirre.