Ahora Santa Ana del Yacuma corre el peligro de inundarse
Trinidad | La Prensa y EFE
La crecida de los ríos Mamoré, Ichilo y Sécure ha elevado a razón de ocho centímetros por día el caudal del Yacuma y la próxima población amenazada por las inundaciones es Santa Ana, cuya población es de unas 17 mil personas.
Voceros del Comité de Operaciones de Emergencia del departamento anunciaron que tres comunidades de este municipio resultaron ya afectadas y que la evacuación debe comenzar de inmediato para evitar problemas de mayor envergadura.
Existe un plan para llevar a algunas personas de las pequeñas poblaciones dispersas a Riberalta, capital de la provincia Vaca Díez, que está situada a mayor altura, por lo que no sufrirá por la crecida de los ríos.
El alcalde de Santa Ana, Gustavo Humberto Antelo, declaró a la agencia de noticias Efe que el desborde del río Mamoré, el principal de la cuenca amazónica boliviana, ha empezado a hacer retroceder el curso del río Yacuma, a cuyas orillas se halla la mencionada localidad. Después de Trinidad y San Ignacio de Moxos, Santa Ana es el tercer municipio más importante que sufre los rigores de la inundación, la más grave registrada en las últimas décadas.
No se mueven
Su madre sufre de fiebre, su padre no tiene trabajo, su casa de caña ha desaparecido bajo el agua, las frutas se pudren por el calor. Pero nada hace que Aurelina Mamena se aleje de su hogar. Y aunque sólo unos guiñapos sucios de barro o mojados son toda su riqueza, de ahí nadie la saca. Ésta es una de las 5.578 familias que rodean a Trinidad con su infortunio.
Desde que comenzó la inundación, el 15 de febrero, muchos no quieren moverse de su barrio o su zona para poder controlar que lo poco que les queda no sea robado por alguien... Ya suficiente les quitó el río Mamoré.
Por el momento, el Gobierno admite que son 75.897 las familias afectadas en todo el país, de las que 17.300 están en Beni, algo más de 85 mil personas.
De éstas, 20 mil están en Trinidad, donde residen unos 90 mil habitantes. Pese a que más del 20 por ciento de la población trinitaria actual está refugiada, tanto el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) del departamento como la Alcaldía aseguran que no hay hacinamiento. El alcalde Moisés Shriqui explica que "esas 20 mil personas no están sólo en el municipio, o el casco viejo de la ciudad. Están repartidas en 22 albergues o fuera del anillo de circunvalación". Por ello, el centro de la ciudad refleja cierta tranquilidad. La comida no escasea, ni en los albergues ni en los mercados, aunque los precios subieron.
Shriqui informa que son 1.216 familias, compuestas por 6.103 personas, las albergadas en los 22 establecimientos educativos del área urbana, mientras que 2.372 familias viven en carpas armadas fuera del anillo de circunvalación que rodea la urbe.
Critican a Defensa Civil
El director del COE municipal, Juan Carlos Dellien, observa que la Alcaldía quería cobijar a todas las familias en las escuelas y lamentó que Defensa Civil les haya dado carpas, porque "eso sólo empeora las condiciones de sanidad de esas familias".
Aquellos sitios, las zonas Sur y Oeste de Trinidad, son precarios. Allí, según Wildemar Olivera -un vecino del barrio Pantanal-, las familias tienen en promedio seis a siete hijos, no los cinco que calcula Defensa Civil por núcleo, lo que provoca que familias de ocho integrantes deban compartir seis raciones.
Hay colegios de 22 aulas que cobijan hasta a 505 personas, que si bien tienen un techo, afrontan incomodidades.
La situación de las familias ubicadas en carpas es insalubre, ya que ollas, comida, ropa y objetos están mezclados; además, la gente está en contacto directo con el agua contaminada. El lunes de la próxima semana, los refugiados en los albergues desocuparán estos recintos para permitir que las labores escolares empiecen de una vez, ya que en algunos casos se suspendieron una semana luego de comenzar el año escolar y otras ni siquiera comenzaron. Dellien adelantó que entre el 15 y el 19 de marzo las clases deben ser normales en la región.