El lavado de dinero y la "ventanilla siniestra"
Durante la crisis de la deuda externa, en los años ochenta, Colombia era vista con envidia por numerosos gobiernos que en ese tiempo tuvieron que aceptar la receta del "ajuste" exigida por los organismos crediticios.
El gobierno de Bogotá eludía las exigencias de los mecanismos multilaterales porque simplemente disponía de suficientes reservas mientras Brasil, Argentina, México, Bolivia, entre otros, padecían angustia.
¿Cuál era secreto del éxito colombiano? Muy simple, tenía abierta lo que en ese tiempo se llamaba la "ventanilla siniestra" que admitía el ingreso en los bancos de capitales sin importar su procedencia.
Los Escobar, Rodríguez Gacha y Londoño, lavaban sin dificultad las cuantiosas ganancias del narcotráfico, alentados por la complaciente actitud de los ávidos banqueros y la vista gorda de los gobernantes.
La presión internacional y las exigencias del sistema financiero internacional obligaron, años después a clausurar esa ventanilla siniestra.
Sin embargo, esa misma ventanilla quedó abierta en los paraísos fiscales, países donde aún quedó vigente el secreto bancario y en naciones donde el poder de los banqueros dicta políticas de regulación bancaria.
Hay numerosos casos aún en Estados Unidos donde quedó establecido que bancos de solera facilitaron el ingreso de dinero sucio, a pesar de las restricciones en vigencia. Cómo no recordar el blanqueo realizado por el mexicano Carlos Salinas de Gortari con la complicidad de altos funcionarios de un banco de altas condecoraciones.
El dinero del narcotráfico, el contrabando de armas, el trasiego de seres humanos, la prostitución, promovida por poderosas mafias acaba de una manera u otra en los bancos, es como el agua de las montañas que fluye a los ríos y termina en los mares.
Es lícito que el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), según su última evaluación, ponga una vez más el grito al cielo por el imparable lavado del dinero sucio en numerosos países del mundo en desarrollo, pero había que preguntar a los principales protagonistas de las naciones industriales ¿cómo vamos por casa?
Mientras no clausuren las numerosas "ventanillas siniestras" existentes en el mundo, el lavado del dinero sucio que genera la ilegalidad seguirá saludablemente activo.