Cuidemos nuestros bosques en Navidad
Los mejores aliados de los árboles son los musgos.
Los musgos son plantas formadas por tallos y hojas pequeñas; no tienen tejido vascular y tampoco raíces. Crecen en masas compactas que parecen terciopelo. Son de crecimiento lento: mínimo siete años en condiciones ideales. No tienen cutícula, que es la cubierta que previene la pérdida de agua en los otros vegetales. A diferencia de muchas otras plantas, los musgos sobreviven a la descongelación sin daño. Están distribuidos por todo el mundo, y en Bolivia hay 1.144 especies, más que en casi cualquier otro país.
Los musgos retienen hasta 20 veces su peso en agua y la liberan lentamente en tiempo seco. Interceptan, retienen y absorben los minerales disueltos en el agua de lluvia, permitiendo su incorporación en el ecosistema. Ayudan a la reforestación natural y al control de la erosión del suelo, infiltrando el agua lentamente.
Los musgos fueron las primeras plantas que colonizaron la tierra, hace 500 millones de años. Son máquinas del tiempo que nos ayudan a revelar secretos evolutivos que cambiaron el mundo. Antes de que las plantas colonizaran la tierra, el mundo era un lugar árido. Las plantas terrestres cambiaron el planeta, su clima, su geología y su historia natural.
Los musgos son refugio y alimento de pequeños animales y materia prima para la construcción de nidos de pequeños mamíferos y de aves como los picaflores: aves que existen solo en las Américas.
Los musgos son fundamentales en el ciclo de vida de los bosques. Son sus reguladores hídricos por excelencia. En época de Navidad, dejemos los musgos en su lugar: el bosque. Igualmente, no compremos barba de árbol, líquenes, orquídeas, bromelias o troncos del helecho árbol, ni nada que haya sido extraído de los bosques, porque igual que los musgos, todos son importantes para la vida del bosque y tardan años en crecer.
Las bromelias son plantas de hojas arrosetadas y usualmente sin tallo, de la familia de la piña y son casi exclusivamente americanas, con muchas especies extintas o en peligro de extinción. La barba de viejo, también una bromelia, es una planta epífita (que vive sobre otras plantas) absorbiendo nutrientes, especialmente calcio y agua del aire y de la lluvia; no perfora el árbol ni le extrae nutrientes.
El uso de musgos para armar pesebres en Navidad es una costumbre que llegó de Europa como elemento de evangelización, aplicado especialmente por la orden franciscana. Francisco de Asís fue el primero en montar un Belén, en 1223.
Esta Navidad, debido a la sequía, la quema de los bosques y el cambio climático, los musgos están más escasos en los bosques y en los mercados.
Los musgos y todo lo que se saca del bosque, solo esperan ser tirados a la basura después de la Navidad, ya que es imposible replicar las condiciones naturales donde vivían.
En Colombia, Ecuador, España y otros países está prohibida la extracción, compra y venta de musgos y la guardia ambiental se encarga de controlar esa restricción, además de concientizar al público.
En Bolivia hay gente pobre que recoge los musgos, bromelias y otras plantas del bosque para venderlos. Recordemos que la inequidad es la principal enemiga de la naturaleza.
Esta Navidad usemos materiales alternativos para nuestros nacimientos. La imaginación, creatividad e ingenio son los límites: aserrín, piedritas pintadas, telas, papeles y juguetes queridos pero olvidados. También podemos germinar semillas de maíz, trigo, frijoles y otras en latas de sardinas y conservas, dos semanas antes de preparar el nacimiento del niño, y estos harán un detalle verde bonito. Hoy en día los viveros producen y venden pasto en alfombras de un metro, que son ecológicamente sostenibles.
¡El colectivo No a la Tala de Árboles en Cochabamba les desea una Navidad en paz con la naturaleza y la humanidad! En estas fiestas no compremos musgos ni nada que haya sido sacado de los bosques.
La autora es ingeniera agrónoma
Columnas de ANA GONZALES