Platita para la gente
Mi primera reflexión, frente a las fiestas que se aproximan es preguntarnos: ¿En cuántos hogares bolivianos, en cuantas familias faltará la picana, el churrasco o el panetón en la mesa de Nochebuena o en la de fin de año?
Con una situación económica que desmejora cada vez más, con los bolsillos vacíos de muchos de nuestros compatriotas que se afanan y se empeñan, pero no encuentran trabajo, estoy seguro de que serán miles y miles de familias las que pasarán tristes y con carencias en estas fiestas.
Y eso no puede ser: la felicidad del pueblo debería estar por encima de todas las demás prioridades del Gobierno y no es así, sino miren el Presupuesto General-2022 (PGE) del Estado que se sancionó en el Senado.
En vez de destinar recursos para que esa inmensa mayoría de los bolivianos pueden trabajar, conseguir empleo, abrir un negocio, el Presupuesto del presidente Arce destina 78.423 mil millones de bolivianos a unas empresas públicas deficitarias que sólo llenan los bolsillos de unos cuantos y no benefician al pueblo que espera soluciones de fondo.
Frente a la crisis que padecemos, el PGN debería servir para generar empleo, para potenciar la producción, para poner comida en la mesa e ingresos en los bolsillos de la gente. Y este presupuesto no hace eso, sigue inyectando recursos en un modelo de gestión económica que ya está agotado y que no da respuesta a las necesidades urgentes de los bolivianos.
Parece que nuestro presidente, que es economista a todo esto, está obsesionado con su capitalismo de Estado cuando Bolivia clama por un, cada vez más fuerte, capitalismo popular, de las grandes mayorías, el capitalismo de las PyMES, el de los gremiales, los comerciantes, los artesanos, los emprendedores de todo tipo, que son los que generan trabajo y fuentes de empleo. Esa es la Bolivia que debería potenciar el presupuesto. Para ello propusimos que del monto presupuestado para las empresas estatales, se destinen 28.423 millones de bolivianos a esos sectores mencionados, a través del sistema financiero gobernaciones, municipios y otros, lo que finalmente se traduce en plata para la gente, pero el oficialismo hizo caso omiso de nuestra propuesta.
Necesitamos, de manera urgente, crear las condiciones para que el pueblo produzca su propia riqueza y su propio empleo. Esa es la tarea prioritaria del Estado en la Bolivia democrática del siglo XXI. La gente está cansada de las peleas de los políticos, la gente está esperando que los políticos se ocupen de gobernar y gobernar es crear trabajo, estabilidad y seguridad para las familias bolivianas, y esta es la Bolivia que queremos para 2022, y siempre: Una Bolivia del empleo y de la producción, una Bolivia de las inversiones y del progreso, una Bolivia donde el ciudadano común sepa que la democracia le da de comer, lo cura, educa a sus hijos, los cuida y les permite ver el futuro con optimismo.
Mi solidaridad con las familias bolivianas. Mi único deseo para estas fiestas y para el año que empieza es que, con respeto, reactivemos la economía desde cada una de las regiones. La felicidad del pueblo es la base de la grandeza de la patria y por esa felicidad debemos luchar y debemos unirnos cada vez más. Que así sea.
El autor es senador por Tarija