El censo y el derecho a declararse mestizo
La construcción del mito del Estado Plurinacional se basó en una narrativa que hablaba de la existencia de 36 naciones indígenas y de una mayoría poblacional indígena, según los datos levantados en el Censo de 2001, en el cual no se dio la opción de declararse mestizo ni se explicó a la población que se utilizaría la respuesta a la autoidentificación para negar la existencia de la República de Bolivia y dividir a los bolivianos en dos categorías, los que se identifican con un pueblo indígena y los “ningunos”. Para avanzar en la integración de todos en una sola nación boliviana es de fundamental importancia que se dé a la población la posibilidad de declararse mestizo en el próximo Censo Nacional de Población y Vivienda.
Esto no significa negar la fundamental importancia de la raíz indígena de la población boliviana, sino reconocer que, de la misma forma y al mismo tiempo, Bolivia es una nación esencial y mayoritariamente mestiza, en su forma de ser, en su forma de pensar, en su visión del mundo, en su cultura, en su convivencia, en su integración.
Está claro que el reconocimiento y la inclusión de los pueblos indígenas como protagonistas fundamentales de la nación boliviana era una deuda histórica que debía, y aún debe, ser superada otorgándoles el lugar que les corresponde en la historia, el presente y el futuro del país. Sin embargo, esto no se debió ni se debe procurar estableciendo distintas categorías de ciudadanos y, especialmente, estableciendo diferentes derechos para unos y para otros.
En los hechos, la Constitución no define al Estado Plurinacional, este concepto es tan sólo uno de la decena de atributos establecidos en el artículo primero, así como tampoco establece los pueblos que lo compondrían, pues en el artículo 5 de la Constitución se habla de lenguas y no de naciones. Posteriormente a la vigencia de la nueva Constitución, se promulgaría un decreto supremo donde se cambia la denominación de República por la de Estado Plurinacional.
Esto no pasa de ser una discusión política utilizada para justificar la hegemonía del partido oficialista que procura eternizarse en el poder. Sin embargo, los hechos de la historia reciente muestran que los pueblos indígenas, particularmente del oriente y el sur del país, que sirvieron como fundamento del discurso plurinacional, quedaron rápidamente excluidos de las políticas públicas y de los órganos del Estado. La represión en el Tipnis y la corrupción en el Fondo Indígena, en el cual se dilapidaron cientos de millones en campañas políticas sin mejorar las condiciones de vida de los verdaderos indígenas, son símbolos muy fuertes del fracaso de lo plurinacional como vía para el desarrollo de estos pueblos.
Si comparamos las respuestas a los dos últimos censos, referidos a la autoidentificación, encontraremos un rechazo claro, fuerte y contundente de la mayoría de la población a la manipulación del concepto del Estado Plurinacional; mientras en 2001 un 62 por ciento de los bolivianos se identificó con un pueblo indígena u originario, en 2012 sólo respondió afirmativamente un 41 por ciento por la autoidentificación.
Obviamente, quienes promovieron este discurso para justificar la estigmatización de más de 180 años de historia republicana, en los cuales la identificación como bolivianos nos unía en el sentido de pertenencia a una sola nación, no quieren que se incluya entre las posibles respuestas la opción de autoidentificarse como mestizos, pues se desmoronaría todo su relato y se debilitaría la hegemonía cultural que se pretende imponer, estableciendo una divisiva superioridad de una cultura sobre el conjunto de culturas y pueblos que conforman la nación boliviana.
Más allá de la discusión sobre las recomendaciones técnicas con relación a esta pregunta, es imprescindible que la opción de autoidentificarse como mestizos se incluya en el próximo censo, para avanzar en el reconocimiento común y compartido como miembros de una sola nación boliviana, con respeto a nuestra diversidad y pluralidad.
Columnas de ÓSCAR ORTIZ ANTELO