Sí, señor: buscando la unidad
El pasado viernes 19 de abril, el señor Edgar Cadima publicó en este diario, un artículo titulado “Buscando la unidad”. Su artículo trata sobre el surgimiento reciente de varias precandidaturas con vistas a las elecciones del próximo año. Citando a virtualmente todos los nombres de los pretendientes a candidatos presidenciales, incluyendo el mío, el señor Cadima sostiene que “Casi todos esos pequeños grupos con demandas de unidad se organizan en torno a alguna personalidad autodefinida como (pre)candidato presidencial” y agrega que “con justo derecho democrático buscan jugar algún rol político y pretenden construir, de forma improvisada, un instrumento político unitario con base en ellos mismos, sin estructura organizativa, social y con apenas cierta presencia local o regional, pero sin ningún alcance nacional.” Finalmente, cierra su hipótesis con la afirmación de que “No lo dicen explícitamente, pero se lee que la unidad la persiguen en torno a su candidatura”.
La apreciación del señor Cadima, al menos en lo que a mi persona se refiere, es inexacta. El día 28 de febrero publiqué en este mismo diario el anuncio de mi precandidatura, titulado “Me presento como precandidata a las elecciones de 2025”. En ese artículo expliqué, con tanta claridad y transparencia cómo es posible, mi motivación y las condiciones de mi precandidatura.
Allí subrayé la importancia del prefijo “pre”. Seré “precandidata” mientras no haya unidad y dejaré de serlo si no la hay. Desde antes de mi presentación pública me he reunido, me reúno y me seguiré reuniendo, por iniciativa propia y a iniciativa de terceros, con prácticamente todos los demás precandidatos, grandes y pequeños. Algunos tenemos ideas similares acerca del método para llegar a una candidatura de unidad y puedo decir que hemos logrado avances significativos hacia ese objetivo, pero todavía queda largo camino por recorrer.
Donde el artículo del señor Cadima yerra, al menos en lo que a mí respecta, es que ya entonces manifesté que no le pediré a los demás precandidatos que renuncien a sus precandidaturas. “Sólo les pido”, dije, “que nos pongamos de acuerdo en un método para elegir al candidato único. El que gane tendrá mi apoyo incondicional. No pediré ser candidata a senadora, ni a diputada, ni a ministra, ni ningún otro cargo. Pero, si yo gano, esperaré de ellos lo mismo.”
Eso es lo que dije y es lo que sostengo. No puedo hablar por los demás, pero eso es lo que yo haré si no logro obtener la candidatura de unidad, para evitar, en palabras del señor Cadima, que se repita “la irresponsable dispersión del voto opositor”. No pienso quedar como una embustera.
Por otro lado, varias fuerzas opositoras mencionadas por el señor Cadima, las pequeñas y las grandes, estamos haciendo precisamente lo que él reclama en la conclusión de su artículo: estamos buscando, sin aspavientos, nuestros puntos de coincidencia, definiendo una propuesta política viable y un proceso de trabajo conjunto, como tendencia democrática, abierta a otras fuerzas o grupos que quieran fortalecerla.
Lamentablemente ha quedado atrás, por el momento, el tiempo de los grandes partidos. Pero el 2025 se abre, por primera vez en 20 años, una posibilidad real de disputarle el poder al MAS, que ya estuvo a punto de perderlo en las elecciones de 2019. Habemos quienes estamos trabajando, honestamente, en presentar una propuesta alternativa. No somos pocos, pero debemos unirnos.
Columnas de AMPARO BALLIVIÁN