El poder de tus brazos, Oruro
Oruro conmemora mañana, 10 de febrero, su efeméride departamental. Es el 244 aniversario de la rebelión popular liderada en 1781 por Sebastián Pagador, gesta que pasó a la historia como una de las más importantes precursoras del proceso que años después se plasmaría en la expulsión de suelos americanos del dominio de la corona española.
La rebelión de Oruro tuvo la virtud de nutrirse de los sectores más progresistas e industriosos de los criollos, mestizos e indígenas de su tiempo. Todos ellos —directamente afectados por las abusivas exacciones tributarias que les eran impuestas— estuvieron entre los primeros en comprender que sus intereses comunes eran mayores que sus eventuales divergencias y resolvieron por eso unir sus fuerzas contra alrededor de intereses comunes, muy diferentes a los que se imponían desde la capital imperial.
A diferencia de rebeliones posteriores y de otras latitudes, más inspiradas en elucubraciones doctrinarias, las razones que impulsaron al pueblo orureño a la acción fueron, más bien, estrictamente económicas.
Se trataba de la consciencia de que, pese a ser la suya una tierra dotada de ingentes riquezas eran otros sus beneficiarios, mientras que a sus habitantes apenas llegaba una porción tan pequeña de esos beneficios, que no se podía aceptarla con resignación.
Ahora, y a pesar de los muchos y profundos cambios que se han producido en el transcurso de estos 244 años pasados desde esa magna fecha, muchos de los motivos de la frustración que encendió los ánimos de los orureños de aquel entonces se mantienen vigentes.
Y algo de razón tienen Oruro y los orureños al hacer una comparación entre sus aportes y los beneficios que recibió a lo largo de la historia.
Es por eso oportuno recordar que mucho ha dado este departamento al país a través de la producción y exportación de minerales, el comercio, la tradición, el folklore y la cultura.
Desde principios del siglo pasado Oruro fue el centro desde el cual se irradiaron en Bolivia los más modernos avances tecnológicos y servicios básicos (pavimento, alcantarillado, luz eléctrica, teléfono) y a lo largo de la historia del país sus ciudadanos fueron actores decisivos del devenir nacional.
Los Tiempos tiene una identificación especial con Oruro, pues fue allá donde Demetrio Canelas, fundador de este diario, sentó las primeras bases de lo que es esta institución periodística.
Razón adicional para desear que ese departamento logre sus objetivos, conquiste un papel cada vez más activo en el proceso de desarrollo del país y lo haga sin esperar que la benevolencia ajena y mucho menos de los poderes centrales, le den o reconozcan lo que le corresponde. ¡Viva Oruro!