El ‘kamirismo’ y la coyuntura electoral
Distintos comentaristas, analistas y académicos han hecho referencia a que la victoria electoral del PDC (Rodrigo Paz y Edman Lara) ha sido, en buena medida, el resultado del desplazamiento de la votación procedente de aquellos sectores populares que solían votar por el MAS.
Se ha señalado que es uno de los efectos políticos del proceso de cambio, principalmente de la dinámica “económica popular” que ha acontecido en las ciudades intermedias y los ejes metropolitanos, propiciada en buena medida por la ampliación del consumo interno y la dinámica de crecimiento económico que generó la redistribución del excedente, ejecutada por el régimen del MAS-IPSP.
Ciertamente, el proceso de cambio promovió una fuerte diferenciación de clases sociales, sobre todo en el mundo quechua y aymara.
El desarrollo de un capitalismo, principalmente comercial, impulso el ascenso de nuevas pequeñas burguesías (pequeños patrones), nuevas clases medias y nuevas burguesías de origen indígena.
Si nos atenemos a un uso riguroso de los conceptos, estos cambios implican que el mundo aymara y el mundo quechua dejaron de ser unicamente “populares”.
En parte tienen razón los observadores cuando indican que la votación del PDC es una deriva del proceso de cambio, pero la tienen menos cuando indican que es “lo popular” lo que ahí principalmente va tomando forma.
Si en las etapas iniciales del proceso de cambio el peso predominante lo tenían las clases trabajadoras aymaras y quechuas, lo que se expresaba en su narrativa populista, hoy es principalmente el kamirismo la ideología dirigente, representada por ejemplo por Edgar Morales, figura menos visible del PDC, pero que fue uno de los arquitectos de la principal victoria de esa tienda política en ciudades comerciales como Oruro y El Alto, antiguas plazas del MAS.
En una reciente entrevista Edgar Morales parafraseaba el “Capitalismo para todos” de Rodrigo Paz con su “kamirismo para todos”. Señalaba que ideas foráneas como el socialismo y el liberalismo nos han hecho mucho daño, y que lo que “hay que expandir es nuestra ideología... el kamirismo”.
En sus ilustraciones relataba cómo él conocía ciudades en el Brasil donde fabricantes de ropa, aymaras, vestían a los brasileños. “Por qué no podemos hacer eso aquí”, señalaba. Mencionaba como ejemplos de kamirismo a las millonarias casas de la feria de la 16 de Julio, en El Alto.
Leía los resultados electorales indicando que los electores de hoy: “No quieren ir a la extrema derecha, tampoco quieren ir al otro extremo.... Debe hacerse un aptapi de ideas”.
Rechaza las ideas del “fracaso” y abraza las del “éxito”. “La mejor manera de llegar al éxito es educándose, el k’ara se educa así comadre (el hijo de Manfred Reyes, de Pepe Lucho Paredes se han educado en universidades del extranjero ..., estudiaremos, preparémonos, mañana nosotros vamos a dominar”.
Se trata de una concepción del mundo que en la forma recupera muchos valores y principios de la etnicidad aymara, aunque en el contenido es esencialmente burguesa, por eso caracterizamos al kamirismo como ideología burguesa-aymara, la ideología de la nueva clase-etnia dominante en el seno del mundo aymara.
Los ideólogos de esta ascendente burguesía comercial plantean su horizonte, “vamos a dominar”; una visión que se encuentra en las antípodas de la concepción del mundo de los explotados aymaras que dirigieron las insurrecciones de octubre de 2003 y de mayo-junio de 2005.
El autor es docente-investigador del IESE-UMSS
Columnas de LORGIO ORELLANA AILLÓN