Agropecuaria: el 40% del maíz en el valle sucumbe a hongos; un plan busca rescatarlo
Cochabamba es el principal productor del país de maíz choclero y cada año produce más de 180 mil toneladas, pero el rendimiento de la cosecha es afectado por la contaminación de especies y el ataque del hongo Fusarium, que terminan dañando el 40 por ciento de la producción.
El maíz es el cuarto alimento más consumido en el país: 15 kilos por persona al año, sea en comida seca o en bebidas.
Debido a su importancia, el Instituto de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, busca mejorar el maíz blanco waltaco (el más consumido) para mejorar su producción, informó el director del Centro Nacional de Innovación de la Papa (CNIP), Walker Arandia.
En el departamento hay más de 45 mil familias productoras, que se siembran el grano en más de 100 mil hectáreas.
Arandia indica que uno de los problemas actuales es que las especies se están mezclando entre sí (contaminando), y a eso se suma la presencia del hongo Fusarium, que evita que los nutrientes lleguen a la planta, por lo que ésta se seca y muere.
La contaminación de las de 250 variedades de maíz se debe al mal uso de la semilla, ya que los productores no toman distanciamiento de las especies cuando las cultivan. Esto resulta contraproducente, ya que el polen puede “volar” hasta 200 metros y contaminar una variedad con otra, lo que repercute en la calidad y en su rendimiento, indica Arandia.
Ante ello, el Iniaf realiza la técnica de selección de “medios hermanos”, de 250 variedades de maíz blanco, para obtener una semilla tolerante a las enfermedades e iniciar la producción con maíz sano. Se trata de un proceso que podría demorar unos cinco años.
“Las semillas que tenemos ahora se han ido degenerando. Lo que queremos hacer es rescatarlas mediante una recuperación de las semillas o cruzas que nosotros vamos haciendo en procesos de investigación, y lo que pretendemos hacer es que el productor tenga una semilla que le garantice la producción mas resistente”, dice.
Todas las especies de maíz sufren este problema, pero se decidió comenzar con el blanco waltaco porque es el más demandado en el país.
Esta variedad se consume en tostado, lawas, humintas, tamales y chicha.
El experto en agronomía indica que Cochabamba es el principal productor de maíz blanco de consumo humano y también el que conserva mayor variedad genética. Le siguen Chuquisaca y Tarija.
Sin embargo, Santa Cruz es el principal productor del maíz de Bolivia porque produce granos duros que son requeridos para la crianza de animales.
Bolivia importó, en el primer trimestre de este año, más maíz que en todo 2019, mientras que la producción local registró un bajón del 12 por ciento, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). En los primeros tres meses de 2020, Bolivia adquirió de otros países 6.632 toneladas, cuando, en 2019, la cifra de compra fue 6.658 toneladas.
El incremento de esta importación se debe a que la producción local no logra abastecer la demanda nacional. En el período agrícola 2018-2019, el país cosechó algo más de 987 mil toneladas, mientras que un año antes, la cifra superó 1.200.000 toneladas (déficit de 12 por ciento).
El maíz morado corre el riesgo de desaparecer
Redacción Central
El maíz kulli o morado cada vez es menos cultivado y corre el riesgo de desaparecer por la pérdida de su pigmentación, por su mezcla con otras especies, por su bajo rendimiento y por la afectación por el hongo Fusarium.
Este tipo de maíz se usa para elaborar api y tiene antocianinas que previenen el crecimiento de células malignas, por lo que su cultivo y preservación son importantes por los beneficios a la salud, explica el director del CNIP), Walquer Arandia.
“Está desapareciendo de a poco, lo estamos incentivando. Es comercial, pero es difícil mantenerlo puro, se contamina fácilmente con otras variedades. Pierde ese color y el mercado quiere una variedad pura. Hay demanda, pero su bajo rendimiento desanima”, dice Arandia.
El Iniaf trabaja con ayuda de Perú para mantener el color y la cantidad de antocianinas.