Gareth Southgate y su futuro incierto
En el alambre durante un tramo de la Eurocopa y más tranquilo y sosegado en la parte final, Gareth Southgate finalmente besó la lona en el último escalón hacia el éxito, cerca del título con España como verdugo y ahora pendiente de resolver una duda provocada por él mismo antes del inicio del campeonato, cuando aseguró que abandonaría el banquillo de Inglaterra en el caso de no llevarse el trofeo a su país.
El listón, desde luego, se lo puso muy alto: “Si no ganamos, probablemente no estaré más aquí. Esta podría ser mi última oportunidad. Creo que aproximadamente la mitad de los entrenadores nacionales se marchan después de un torneo. Así es como funciona el fútbol internacional. Llevo aquí casi ocho años y ya estamos cerca”, afirmó en una entrevista a “Bild”.
Esa especie de augurio que lanzó al aire finalmente se ha cumplido. Inglaterra no ha ganado nada, una vez más, y Southgate, si cumple con lo que dijo, se marchara del banquillo de los “pross”. Pero la derrota frente a España no debería ser un sinónimo de dimisión para Southgate. Llegar hasta la final, aunque el camino ha sido abrupto y lleno de interferencias, es un éxito, aunque para una selección huérfana de títulos desde el Mundial de 1966, tal vez sea un fracaso.
Al final, Southgate no ha podido romper el maleficio que ataca a su país, incapaz de ganar nada desde el Mundial de 1966.