Menarquia sin tabúes
La llegada del ciclo menstrual es un momento crucial en la vida de las niñas y las adolescentes, pero la falta de información adecuada puede generar miedo, vergüenza y confusión. Para abordar esta realidad, Paola Balderrama, educadora menstrual certificada, se convirtió en un faro de apoyo en este camino, impulsando talleres especializados dirigidos a niñas, adolescentes y sus padres.
En una reciente sesión realizada en la ciudad, niñas de 5 a 13 años, junto a sus madres, participaron en estos talleres que abordan una amplia gama de temas, desde la llegada de la menstruación hasta su gestión, higiene, anatomía femenina, roles hormonales y la importancia de desmitificar las creencias comunes.
Algo tan sencillo como diferenciar entre vagina y vulva y llamar a estas partes del cuerpo por lo que son y no poner “nombres especiales”.
“La menstruación no debe ser un tema tabú ni algo de lo que hablar solo cuando ocurre la primera regla”, subraya Balderrama, quien inició estos talleres hace más de cinco años enfrentando reticencias iniciales en un entorno donde este tema se evitaba. A pesar de carecer de apoyo empresarial, elaboró su propio material educativo, adaptándolo a las necesidades cambiantes de las niñas y sus madres.
LA PRIMERA MENSTRUACIÓN
La menarquia marca el fin de la pubertad y es desencadenada por cambios hormonales que provocan transformaciones físicas y psicológicas que, generalmente, ocurre entre los nueve y los 14 años.
Balderrama explica que, durante los primeros años de vida ginecológica, los ciclos menstruales pueden ser irregulares. Esto ocurre porque el aparato reproductor está en marcha blanca, es decir, probando cada uno de sus componentes y muchos flujos rojos no están precedidos por la formación de óvulos. A medida que el sistema se organiza y coordina se van produciendo progresivamente más ciclos ovulatorios y la menstruación se regula a lo largo del segundo o del tercer año posmenarquia.
La educación menstrual, parte integral de la educación sexual, busca capacitar a las jóvenes para gestionar la menstruación de manera saludable, sin imponer significados predefinidos. Balderrama destaca la importancia de explicar el proceso adaptándose al lenguaje y perspectiva de las niñas y las adolescentes y resalta que la menstruación es un indicador de salud.
“La salud menstrual implica poder elegir cómo manejarla: con libertad, usando copa, toallas de tela o desechables, de acuerdo a la comodidad personal. Es un período para descansar y estar en sintonía con nuestro cuerpo”, expresa la educadora.
Es necesario, destacó Balderrama durante el taller, que las niñas, junto a sus madres, alisten su “kit menstrual”, que incluye una ropa interior extra, toallas húmedas, toallas desechables y/o de tela, un calendario y otros productos que sean necesarios. Esto las ayudará a sentirse preparadas y confiadas. Además, un “día de shopping” no está demás para conocer todas las marcas de las toallas desechables y conocer todas sus variedades.
El calendario, por ejemplo, las ayudará a tener una planificación menstrual para tomar decisiones sobre las actividades que se programan durante el mes. Más tarde, podrán identificar dentro de su ciclo las fases (folicular, ovulatoria y lútea) y los cambios que experimenta su cuerpo con cada una de estas.
EL ROL DE LOS PADRES
“La llegada del ciclo menstrual suele tomar por sorpresa a muchas mujeres, descubriéndolo al encontrar manchas en su ropa interior, a veces acompañado de dolores abdominales en la zona suprapúbica”.
Para abordar este momento crucial en la vida de una niña, Balderrama resalta la importancia de que los padres se conviertan en fuentes confiables de información. En su opinión, dar a las hijas la información adecuada les permite desenvolverse plenamente en esta etapa de crecimiento.
La educadora reconoce que muchas mujeres carecieron de una educación completa y amorosa sobre la menstruación en su juventud, lo que ha llevado a algunas madres a sentirse desorientadas al tratar estos temas con sus hijas. Los talleres de mamá e hija buscan cerrar esta brecha al proporcionar a las madres la información que les habría gustado recibir en su momento, creando así una conexión más profunda con sus hijas que están iniciando su propio ciclo menstrual.
La empatía y el recordar cómo se sintieron en su juventud son aspectos clave que se abordan en estos talleres para capacitar a las madres a acompañar a sus hijas en este proceso de cambio.
Balderrama enfatiza que explicar a las adolescentes qué es la menstruación es fundamental para que no se sientan desconcertadas cuando les llegue, y para prevenir, a futuro, embarazos no deseados. Recomienda a padres y madres hablar con sus hijas sobre este proceso y, de ser necesario, buscar ayuda de hermanas mayores o amigas que hayan pasado por esta experiencia.
El apoyo positivo de los padres durante la pubertad, combinado con la comprensión del aspecto biológico y la enseñanza de prácticas de higiene personal, contribuye a que las niñas afronten su primera regla con una actitud más positiva y una autoestima alta.
En momentos especiales como este, se pueden entregar detalles significativos. Durante el taller en Cochabamba, las participantes fueron parte de una ceremonia en la que se vistieron de blanco, se adornaron con flores y recibieron una carta de amor de sus madres. Sin duda, un acto hermoso que quedará grabado en sus memorias.
El objetivo de Balderrama es expandir su impacto y fundar una escuela de educación menstrual para empoderar a más niñas en Bolivia y más allá. Su enfoque en la educación y el empoderamiento redefine el camino hacia la madurez femenina”.
LA EXPERIENCIA
Participar en este taller con mi hija ha sido una experiencia reveladora, transformadora y llena de amor, tanto hacia mí misma como hacia ella. Ha abierto un espacio donde las conversaciones fluyen con naturalidad, las dudas se disipan fácilmente y percibo cómo mi hija ahora aprecia su cuerpo como algo sagrado y asombroso. Juntas hemos comprendido que nuestro ciclo menstrual es una manifestación de vida y una gestión natural de nuestras emociones. Esta vivencia ha fortalecido nuestra conexión y ha abierto una puerta hacia una comprensión más profunda y amorosa entre nosotras.
Ver al útero como nuestro segundo corazón implica reconocer que durante el ciclo menstrual, cuando experimentamos cambios hormonales, es completamente normal sentirnos de diversas maneras. Es crucial aprender a escuchar nuestro cuerpo en esos momentos, aceptar esas sensaciones y tener el poder de decidir cómo queremos expresarnos. Esta capacidad de sentir, aceptar y elegir cómo responder a esas señales está en nuestras manos y es parte fundamental de nuestro bienestar emocional y físico.
Cindy Soliz, autora de la nota.