Oportunidades en la crisis
Crisis. ¿Cuántas veces en mi vida escuché esa palabra? Seguro que miles o quizá ya millones. ¿Cuántas veces la escuchó usted? Seguro que haciendo memoria también se da cuenta que es uno de los adjetivos favoritos para definir nuestra economía, política, situación sanitaria, educativa y tantas otras. Pero y ¿cuántas veces escuchamos la palabra oportunidad?
La verdad es que yo no recuerdo haber escuchado la palabra oportunidad tantas veces como crisis, pero más allá de las palabras están los hechos. Mi trabajo como periodista, y ahora editora de esta revista, me han llevado a conocer a mucha gente que ha convertido el momento de “crisis” en una oportunidad. No lo dicen de manera explícita, pero sus actos lo demuestran y los resultados son inspiradores.
Es un hecho que la pandemia se convirtió en una época de luto, preocupación y angustia para mucha gente. Han sido tiempos difíciles de encierro y dificultades en muchos niveles, pero en medio de toda esa oscuridad, la luz de la oportunidad se asomaba, ¿la vimos?
Hace unas semanas entrevisté a dos grandes artistas, la chilena Myriam Hernández y la boliviana Gardenia Moruno, ambas lanzaron nuevos sencillos con ritmos alegres y buscan promocionarlos. Las dos cantautoras coincidieron en que la pandemia fue difícil, pero representó un momento para escribir, renovarse y explorar. El resultado son dos bellas canciones que son la antesala a discos completos con mucho para ofrecer.
También vienen a mi mente los escritores. El encierro y la soledad fueron grandes compañeros para hacer procesos de reflexión y conseguir la inspiración para nuevos libros. El escritor G. Munckel acaba de presentar su nuevo libro de cuentos: Imposible regresar al lugar del que te fuiste. Se trata de su segunda publicación que promete tanto como la primera.
Asimismo, Jean Carla Saba presentó recientemente su libro Cuatro minutos conmigo. Una invitación a la pausa diaria que resulta tan necesaria en estos momentos donde esta luz de oportunidad aún es tímida.
Este periodo de crisis también debería representar una oportunidad de renovación para las instituciones. Buscar un aliado en la tecnología, facilitar procedimientos y simplificar los pasos para muchas actividades cotidianas. Eso supone un esfuerzo de privados y públicos y espero, personalmente, que se haga, pues las nuevas generaciones tienen la cabeza en el 2030 cuando muchos de nuestros trámites parecen estancados aún en los 80.
Tengo muchos ejemplos más, pero tampoco quiero cansarlo a usted que me lee. Estas líneas tienen la intención de invitarlo a preguntarse si usted tuvo alguna oportunidad o la está tomando en medio de esta crisis.
De hecho, me hice esa pregunta luego de notar tantas oportunidades tomadas por cercanos a mí. Y la respuesta, para mi beneplácito, fue que sí. En medio de una serie de elementos críticos en la organización de la redacción de Los Tiempos, se me presentó la oportunidad de ser editora de la revista y aunque tuve algunas reticencias, pues estoy más acostumbrada al medio ambiente o la política, dije que sí. Y es una oportunidad maravillosa.
A eso debo añadir que también se dio la oportunidad de enseñar; si bien me gusta, no creí tener la vocación, pero aparentemente sí. Descubrí lo maravillosas que son las generaciones venideras, tienen sus cosas, como todas las generaciones, pero son fascinantes sus formas de pensar e informarse. Educar está siendo, para mí, un hermoso proceso de aprendizaje fruto de una oportunidad. Y usted, ¿tomó alguna oportunidad en esta crisis?