El bruxismo desde una visión holística
El bruxismo es la actividad parafuncional oral más frecuente y compleja. Para tratarlo, es necesario abordarlo integralmente a nivel físico, emocional y psicológico.
Para comprender mejor esta afección, la Dra. Silvia Gonzales, especialista en Disfunción Temporo Mandibular (DTM) y quien trabaja con odontología holística, explica que el rechinar los dientes cuando uno está despierto o dormido se debe a factores morfológicos (maloclusiones, anormalidades articulares y óseas), factores patofisiológicos (una química cerebral alterada y a trastornos del sueño) y a factores psicológicos (el estrés emocional es el común denominador).
Gonzales indica varias consecuencias del bruxismo para la salud bucal, como el desgaste de las piezas dentarias y fracturas de las mismas, disfunción de la articulación témporo-mandibular (ATM) y pérdida de la estética facial (entre las patologías de menor grado). “Para el organismo en general, el paciente puede tener dolores de cabeza y oídos, trastornos del sueño e irritabilidad”, añade.
UNA APROXIMACIÓN DESDE LA BIONEUROEMOCIÓN
El bruxismo también es estudiado y tratado desde la bioneuroemoción (Gonzales, como odontóloga holística, también reconoce esta mirada). La terapeuta especializada en Bioneuroemoción del Enric Corbera Institute (Barcelona, España), Shane Medina, explica que éste es un método para lograr el bienestar integral de la persona a través de la comprensión profunda del origen de los conflictos emocionales. Estudia la relación entre cuerpo, mente y emociones, integrando disciplinas científicas, filosóficas y humanistas.
“Al aplicar el método de bioneuroemoción, buscamos en el paciente las emociones ocultas que activan los programas inconscientes causantes de la situación conflictiva o de algún síntoma físico”, apunta.
Desde la bioneuroemoción, Medina expone que el bruxismo expresa una agresividad no explícita, no manifestada y muchas veces inconsciente; agresividad potencial, en estado latente.
“El bruxismo puede manifestar un sentimiento de incapacidad para defenderse, para expresar las propias ideas. Suele manifestarse en personas a las que les cuesta tomar decisiones o asimilar situaciones e ideas nuevas”, adiciona.
Explica además que la persona prefiere posponer y dilatar el hecho de manifestar su voluntad por temor a las consecuencias de dar a conocer a otros su parecer. También se puede describir como un temor a perder la seguridad que se disfruta en el presente.
Medina destaca que cada caso tratado desde la bioneuroemoción es único y debe gestionarse como tal, sin resoluciones definitivas. Desde una posición objetiva y una visión amplia, propone para remediar el problema:
1. Identificar el escenario de estrés. Dónde empezó a presentarse dicha dificultad, para así conocer el ambiente emocional que afectaba a la persona en ese momento.
2. Buscar la resonancia en otros momentos. Rastrear otras situaciones de dificultad similares para identificar los elementos que se repiten en todas ellas.
3. Buscar la resonancia familiar. Se busca la relación entre las diferentes situaciones de dificultad vividas por la persona y las de su historia familiar.
4. Una vez ubicado el conflicto origen, se aplican al cliente técnicas de programación neurolingüística (PNL) e hipnosis, entre otras, para cambiar el recuerdo de la experiencia.
“El objetivo es que la persona detecte los factores del acontecimiento conflictivo que ha generado el bruxismo, hasta entonces inconsciente. Tras tomar conciencia de todo ello, puede elegir reaprender la emoción y la percepción sobre el acontecimiento vivido, cambiando o eliminando la conducta del rechinar de dientes”, asegura Medina.
La especialista en bioneuroemoción asegura que de acuerdo a la experiencia clínica, en el bruxismo hay un fuerte componente transgeneracional, concretamente relacionado con el “síndrome del fantasma o yaciente”. La herencia transgeneracional muestra cómo los traumas, secretos y “no dichos” del clan familiar van pasando de generación en generación como lealtades invisibles inconscientes a través de la repetición, la identificación y la delegación entre miembros del árbol genealógico.
Medina manifiesta que el “síndrome del fantasma o yaciente” surge a raíz de un suceso familiar automático como la muerte inesperada o sin justificación de un integrante de la familia (suicidios, muerte de niños, asesinatos…). “La naturaleza del trauma hace que el clan familiar niegue y silencie el acontecimiento, convirtiéndose con el tiempo en un secreto, algo de lo que no se habla ni fuera ni dentro de la familia”, recalca Medina sobre la relación de dicho síndrome con el bruxismo.
UN TRATAMIENTO INTEGRAL
Gonzales destaca que el tratamiento del bruxismo debe ser integral porque las causas son multifactoriales. “El paciente debe ser tratado desde la parte física, mental y emocional”, agrega.
La odontóloga holística especifica que el tratamiento del bruxismo en niños debe ser lo menos invasivo posible, evitando acciones clínicas y farmacológicas. El tratamiento de primera elección debe comenzar por información y educación a los padres y al niño, para después continuar con técnicas de relajación.
Añade que cuando el crecimiento óseo termina, puede tratarse mediante placas de miorelajación rígidas, combinadas a otro tipo de terapias como fisioterapia, biomagnetismo, acupuntura, flores de Bach, bioneuroemoción, biodescodificación, P. R. T., homeopatía, meditación y ejercicios de relajación, entre otros tratamientos.
Gonzales manifiesta que, si bien el bruxismo puede desaparecer, éste vuelve en caso de que reaparezca la causa. Por ejemplo, en caso de que el detonante sea el estrés emocional, si el paciente no tiene las herramientas necesarias para manejar su estrés diario, el bruxismo vuelve.
BIOMAGNETISMO Y FLORES DE BACH
Gonzales realiza un tratamiento integral de bruxismo con biomagnetismo y flores de Bach. Expone que el biomagnetismo es un sistema de tratamiento con imanes que organiza la bioelectricidad y que influye en los sistemas nervioso central y endócrino de la persona. “Para el bruxismo, ayuda a aliviar la rigidez de los músculos y articulaciones, además disminuye los dolores corporales en forma inmediata”, adiciona.
Una sesión de biomagnetismo en consultorio dura aproximadamente 30 minutos. Después de tres sesiones, se evalúa si son necesarias más sesiones y en qué región. La experta aclara que los imanes no se pueden aplicar a personas que lleven implantes como marcapasos en su corazón o las personas que usan audífonos, ya que se corren el riesgo de dañar las baterías de esos dispositivos. Tampoco pueden seguir este tratamiento las personas que están recibiendo quimioterapia o que la han recibido en el año anterior.
La experta explica que las flores de Bach son una serie de esencias naturales utilizadas para tratar diversas situaciones emocionales, como miedos, soledad, estrés, depresión y obsesiones. “En el bruxismo, promueven la relajación mental y emocional, contrarrestando el estrés y la preocupación. Ayudan a liberar las emociones negativas para conseguir que la musculatura de la mandíbula se relaje”, adiciona.
La odontóloga señala que este tratamiento debe durar como mínimo un mes, y de preferencia tres meses. La combinación de flores es individualizada para cada persona. Las flores no están contraindicadas en ningún caso o enfermedad, tampoco afectan otros tratamientos.