Homenaje a Melvin Villarroel
Las obras de sus manos trascendieron los cuatro continentes. Su pensamiento buscó siempre la armonía entre el hombre, la naturaleza y la arquitectura. Ahora Marbella, al sur de España, y Jimo en la costa este de China, ambos en el mismo grado latitudinal, llevan en una avenida y en uno de sus edificios, el nombre del artista que impulsó grandes cambios en su forma de entender la vida: Melvin Villarroel Roldán, boliviano de nacimiento y arquitecto por vocación.
En un acto realizado el pasado jueves 28 de julio, en la avenida que lleva su nombre, entre el Hotel Puente Romano y la Urbanización Marina, ambas obras suyas en la “Costa del Sol”, la alcaldesa, Ángeles Muñoz junto a familiares y ciudadanos rindieron un homenaje a Melvin y anunciaron, nueve meses después de su deceso por leucemia en Houston, la creación de la “Ruta Arquitectónica– turística Melvin Villarroel” que recorrerá en su intimidad las calles de Marbella.
Víctor Ochoa, arquitecto y artista reconocido que realizó obras para el premio Nobel de Literatura Camilo José Cela y que ahora trabaja en el busto del escritor peruano Mario Vargas Llosa, expresó su respeto por Melvin con dos esculturas de dos metros y medio cada una de quién veía como un “hombre renacentista”, según narró Matías Villarroel, hijo de Melvin, a Radio Radio Network.
Una de las obras de Ochoa se quedó en Marbella y la otra se trasladó a Jimo, población de la provincia Qingdao en China, donde Villarroel replicó su elogiada arquitectura del hotel Puente Romano a comienzos de este siglo, en un complejo turístico que lleva el nombre de “Melvin Art Villa”.
"Éste es un homenaje que la ciudad de Marbella le debía y que hoy se ha hecho realidad; un homenaje a una figura internacional que ha dejado su impronta en Marbella", expresó la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz.
Pablo Villarroel, hijo mayor de Melvin, participó en el acto y expresó en él su agradecimiento a las autoridades resaltando el gesto del Ayuntamiento como “un regalo simbólico que siempre llevaremos en nuestros corazones”.
“Mi padre fue una persona que dedicó su vida a hacer las cosas bien y a pelear por lo que creía. Su familia era lo más importante, además de la música clásica que era su pasión. Su fase de creación siempre era con música porque para crear tenía que tener las cosas muy claras”, refirió Matías, menor de Pablo, que ahora continúa con el legado de su padre, junto a su madre Antje Sievert Meyer y sus tres hermanos: Pablo, Antonia y Francisca, todos de origen chileno.
La arquitectura del vacío
Melvin Villarroel, desde su inclusión en la realidad académica, fue rupturista de las escuelas tradicionales en la arquitectura. Su formación en Física y en Matemática complementó su vocación por la música y la arquitectura, que en los momentos del “duende” se encontraban y fusionaban sus bocetos con los pentagramas de Mozart, Schubert, Paganini o Beethoven.
“Para mí la arquitectura no es sólo la madre de las artes sino de la civilización. Una buena arquitectura no es solamente estructura: impacta los sentidos mostrando su origen cultural, incide en el equilibrio y desequilibrio social, impacta en el modo de vivir de las personas, tiene un impacto decisivo sobre la ecología y el medio ambiente”, explicó Melvin en una entrevista con la historiadora española Ana María Mata.
Con la práctica, Melvin Villarroel sostuvo hasta sus últimos días la teoría que denominó “La arquitectura del vacío”: El valor que le da el cero a los demás números en las matemáticas. Por ejemplo, 9,90 o 900 juega el mismo rol que el vacío en las edificaciones, llamado en inglés espacio negativo; es decir, sin él no es posible percibir las formas ni los valores.
“Al diseñar trato de pensar inmediatamente en las plantas, como si fueran ladrillos, maderas o tejas con el único condicionante de que, las plantas crecen y la construcción permanece estable”, expresó Melvin en una entrevista en Espana donde fue acogido como hijo predilecto.