Estudio revela que el Sahara era una región fértil
Hace 11.000 años, el Sahara ofrecía un paisaje muy diferente al árido desierto que es hoy. La paleoclimatóloga de la Universidad de Arizona, Jessica Tierney, explica que en aquel entonces la región era 10 veces más húmeda, con verdes praderas salpicadas de lagos. Sabemos que era así por los registros fósiles de esa época.
Las lluvias que alimentaban este vergel procedían de los vientos monzones que bañaban periódicamente buena parte de África durante el periodo conocido como Óptimo Climático del Holoceno.
Hace alrededor de 8.000 años, sin embargo, las lluvias dejaron de visitar el Sahara.
Hasta ahora se pensaba que la causa de este cambio climático que se prolongó a lo largo de casi mil años era una alteración en la inclinación del eje de rotación de la Tierra, pero esta teoría no convence a todos. La fecha de inicio del cambio que secó el Sahara coincide sospechosamente con la primera llegada masiva de seres humanos a la región, seres humanos que trajeron consigo la agricultura.
La idea de que la actividad agrícola extensa pueda cambiar el clima a nivel local no es nueva. Hay hipótesis muy asentadas que apuntan a que las poblaciones humanas del neolítico lograron frenar la penetración de los monzones en el sudeste asiático. En el Sahara podría haber ocurrido algo similar, explica David Wright, de la Universidad Nacional de Seúl.
Hoy, el Sahara es el desierto más grande del planeta. Abarca más de 10 países africanos y cubre una región de nueve millones de kilómetros cuadrados. Hace unos días este desierto se cubrió de nieve durante algunas horas, debido a que en los últimos días ha habido una ola de frío en Europa y Estados Unidos que ha bajado los termómetros bajo cero. Las altas presiones han provocado que la borrasca se desplazara hacia el norte de África dejando un improvisado regalo en forma de nieve.
Es la tercera vez que se produce este fenómeno desde 1979, después de que en diciembre de 2016 y enero de 2017 ocurriera exactamente lo mismo. Es por tanto, el tercer año consecutivo en el que nieva en el Sáhara, dejando estampas muy bonitas y curiosas.