La contaminación de aguas se hace imparable
Elizabeth Leyva y Fernando Avendaño
kochapampa es el campo de las lagunas, pero el mítico valle salpicado de fuentes de agua cristalina es sólo eso: un sueño, más aún si se hace un balance de los últimos 10 años, tiempo en que el avance imparable de la mancha urbana muestra la contaminación de aguas como algo irreversible.
La directora del Centro de Agua y Saneamiento Ambiental (CASA), Ana María Romero, explica que en la última década ha sido determinante el avance acelerado de la urbanización, más si el proceso no trae consigo un saneamiento básico adecuado. También incidió el crecimiento de las industrias y el incumplimiento de la normativa ambiental, al igual que el uso de agroquímicos en cultivos. A esto se suman los escombros y la basura arrojada en los márgenes de los ríos, torrenteras o canales.
Romero explica que los contaminantes se filtran también a las aguas subterráneas. Además, el cambio de uso de suelos impermeabiliza las zonas de recarga de acuíferos, que van disminuyendo cada vez más.
Río Rocha
El emblemático río Rocha que “pinta tu hermoso verdor” hoy no es más que un cauce cada vez más contaminado, lo que se devela en varios estudios, explica Romero. En 1997, la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) monitoreó este río desde Sacaba hasta Capinota, estudio en el que se percibió que existían niveles altos de nitrógeno, fósforo y materia orgánica. En 1998, otro estudio reveló los grados de contaminación del río, a través de indicadores de calidad, que permitieron establecer que en algunos tramos, como Cercado-Quillacollo, se concentraban altos niveles de contaminación por las aguas residuales que fueron vertidas por industrias, faenadoras y urbanizaciones que carecen de plantas de tratamiento. Últimos estudios reportaron también altos niveles de contaminación en el tramo correspondiente a la jurisdicción de Sacaba y el ingreso a Cercado, además del tramo Vinto-Capinota.
Laguna Alalay
Este espejo de agua sufre un estrés ambiental alto, señala Romero, debido a que se halla dentro el centro urbano. A esto se suma que recibe agua contaminada del río Rocha y aguas residuales de alcantarillas, que provocan un crecimiento acelerado de biomasa y cianobacterias que en condiciones no controladas son perjudiciales para la laguna.
Otras lagunas como Quenamari, la represa de La Angostura, Coña Coña y los ríos y lagunas del trópico de Cochabamba también sufren una elevada contaminación provocada por el crecimiento del urbanismo.
Jica: Plan de salvataje
Un equipo de la Agencia de la Cooperación Internacional del Japón (JICA) llegó recientemente a Cochabamba para impulsar las acciones de recuperación del río Rocha y trabajar en este fin por el lapso 2016-2021.
El coordinador general del proyecto, Naoki Ueno, explica que la delegación se concentrará en cinco puntos.
El primero implica elaborar un marco legal de la gestión integral del agua de la cuenca.
El segundo identificará y buscará acuerdos con los negocios que desechan sus aguas al río.
El tercero consiste en realizar actividades piloto que se convertirán en lecciones para el proceso de gestión del agua.
El cuarto fortalecerá la capacidad para preparar el portafolio de proyectos, y el quinto mejorará la cooperación entre actores relacionados con la gestión, que son los municipios por los que pasa el río.
El representante de la cooperación japonesa indica que, en la actualidad, se cuenta con un diagnóstico base que se mejorará.
El río Rocha “está en una situación muy crítica que en cinco años no se podrá solucionar”, sentencia. “Durante este tiempo, haremos capacitaciones y cuando nos vayamos, los técnicos bolivianos deberán continuar con el trabajo en el río”, añade el experto.
La secretaria de la Madre Tierra de la Gobernación de Cochabamba, Soledad Delgadillo, explica que la contraparte consiste en la dotación de técnicos y oficinas para el trabajo.
El apoyo de la cooperación es de 4 millones de dólares y la asistencia de 10 técnicos.