Feliz Año Nuevo de los cambios
El 2017 anuncia ser un año de importantes cambios a nivel global tanto en lo político como posiblemente en lo económico. La expansión del populismo y sobre todo la llegada a la presidencia de los EEUU del Donald Trump así como el anti-europeísmo de los Gobiernos populistas de Europa del Este, la creciente popularidad de los partidos nacionalistas en los países europeos occidentales, por un lado y por el otro, la amenaza que representa para la economía global la desaceleración de la economía china, hacen presentir cambios profundos y complejos en la actual configuración de fuerzas en el mundo.
Joschka Fischer, antiguo ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, tiene seguramente razón cuando anuncia el fin del Occidente transatlántico como concepto político vigente desde el final de la II Guerra Mundial y la base del actual equilibrio político mundial. Trump como presidente de los EEUU va a desequilibrar la actual correlación de fuerzas. Será un cambio fundamental que dejará huérfanas a las regiones anteriormente protegidas militarmente por los EEUU, sobre todo a los países europeos. Efectivamente, la nominación de Rex Tillerson, el antiguo patrón de ExxonMobil y amigo del Presidente ruso, a la cabeza de la diplomacia americana, no deja mucha duda sobre la futura política exterior americana. El futuro Secretario de Estado fue escogido porque es ‘realmente uno de los grandes hombres de negocios de este mundo’ ha explicado el presidente electo en Twitter. Pero hacer negocios no es lo mismo que dirigir la política exterior.
Por de pronto la futura política exterior y también interna de Trump es impredecible, sin embargo, es razonable suponer que Trump mantendrá firmemente su promesa de “hacer a Estados Unidos grande otra vez”. Trump y sus colaboradores no quieren otra cosa para los Estados Unidos que la renuncia al liderazgo global y la retirada del mundo. En su transición hacia el nacionalismo aislacionista, Estados Unidos seguirá siendo el país más poderoso del mundo por amplio margen; pero ya no garantizará la seguridad de los países de Occidente ni defenderá un orden internacional basado en el libre comercio y la globalización.
En la futura política exterior americana se vislumbran dos orientaciones: línea dura, aunque contradictoria, con China y una flexibilización probable con Rusia. En ambos casos los cambios tendrán consecuencias prácticas importantes en términos de seguridad, comercio y economía. Los Gobiernos europeos van a afrontar un levantamiento eventual de las sanciones americanas contra Rusia, que son –es importante subrayar– sanciones conjuntas, euroamericanas.
La única duda ahora –dice Joschka Fischer-- es cuán veloces serán los cambios en la política estadounidense, y cuán radicales. Trump ya prometió descartar el Acuerdo Transpacífico, que Estados Unidos iba a firmar con otros 11 países, decisión que es un regalo a China. De la misma manera se puede vislumbrar cambios en cuanto al acuerdo sobre el tema nuclear iraní, sobre el cambio climático y sobre el comercio mundial. En relación con Siria, tal vez Trump se limite a entregar ese país devastado a Rusia y a Irán. En Europa podría ocurrir lo mismo con Ucrania expandiendo así la esfera de influencia de Rusia.
Aparentemente China se está preparando para reemplazar el liderazgo de los Estados Unidos, mientras Europa no tiene las condiciones para hacerlo. Sin embargo, el avance de la economía china que hasta la fecha ha inundado los mercados mundiales con la mercancía barata, está perdiendo velocidad. Según el economista Kenneth Rogoff esto representa una amenaza para la economía global, ya que la economía china es uno de los motores del crecimiento global. Rogoff dice que la desaceleración de la economía china es mucho mayor de lo que admiten las cifras oficiales. La deuda china alcanza al 30 por ciento de su PIB y al mismo tiempo China es también el mayor prestamista del mundo. Esto hace pensar que la economía china podría ser desestabilizada por una burbuja crediticia. Esta preocupación viene en el contexto del crecimiento global que baja por décimo año consecutivo.
Así que Año Nuevo 2017 no será tal vez tan próspero ni tan tranquilo como se podría desear.
El autor es comunicador social.
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