Encaje legal
Es muy peligroso enfrentar momentos críticos como los que estamos atravesando con medidas improvisadas y contradictorias entre sí, pues el remedio puede ser peor que la enfermedad
El Gobierno, a través del Banco Central de Bolivia (BCB), ha reducido el encaje legal para aumentar la liquidez de los bancos y así inyectar recursos para dinamizar la economía a través del crecimiento de la oferta de créditos del sistema bancario.
El encaje monetario es la proporción de dinero que deben mantener los bancos para satisfacer las necesidades de efectivo de sus clientes. Cuando uno deposita dinero en cajas de ahorro, depósitos a plazo fijo o cuentas corrientes, debe tener la seguridad de que podrá retirarlo en cualquier momento. El encaje monetario cubre esas necesidades.
Pero, muchos no retiran su dinero en efectivo, usando en sus transacciones cheques o transferencias lo que permite a los bancos cumplir su función de intermediario financiero. De ahí que mientras más se utilice esos instrumentos, menos dinero en efectivo necesitan guardar los bancos, que estudian las preferencias de sus clientes para calcular cuánto dinero en efectivo deben mantener, para consolidar la confianza de los depositantes y proporcionar recursos a los inversionistas.
Si los bancos definen cuáles son sus propias necesidades de encaje, ¿por qué interviene el BCB determinando un encaje legal? Hay corrientes que consideran que se trata de una intervención innecesaria, pero, hay quienes consideran que, en la medida en que el BCB es un garante final de las necesidades del público, tiene la responsabilidad de fijar parámetros mínimos. Ese es el encaje legal, que, en la práctica, se ha convertido en un mecanismo de política monetaria para modificar los comportamientos de ahorristas e inversionistas.
Así, fijar un encaje por encima de las necesidades de los clientes, limita las decisiones de los bancos y reduce la cantidad de dinero que puede llegar a los inversionistas. Eso ocurrió cuando se aumentó el encaje legal de los depósitos en dólares hasta el 55, pues el Gobierno buscaba la bolivianización, desalentando el uso del dólar en las transacciones bancarias. A la inversa, en los últimos días se ha reducido esa proporción al 45 por ciento, con lo que se alienta a que los bancos capten dólares del público y aumenten el uso de esta moneda, seguramente con la intención de que los dólares guardados “bajo los colchones” vayan al sistema bancario (y aumenten las reservas, que siguen cayendo), y en lo que se refiere a la moneda nacional, la acaban de reducir en un punto más, al 10 por ciento. Con esto se compensa la tendencia al estancamiento en los depósitos permitiendo disponer de alrededor de cuatro mil millones de bolivianos más para ampliar su cartera.
La pregunta clave es, sin embargo, ¿dónde irán? En circunstancias normales, deberían respaldar nuevas inversiones. Pero, el Gobierno también ha dispuesto un elevado incremento salarial e intentó aprobar una norma confiscatoria, que, al contrario, desalientan las inversiones, situación que abre las posibilidades de que esos recursos sean destinados a la importación de bienes de consumo, con lo que se reactivarían otras economías, pero no la nuestra.
En ese marco, hay que insistir en que es muy peligroso enfrentar momentos críticos como los que estamos atravesando con medidas improvisadas y contradictorias entre sí, pues el remedio puede ser peor que la enfermedad.