Urgente evaluación del sistema educativo
Hoy, todo sistema educativo requiere de evaluaciones, externas al propio sistema, que permitan tanto valorar los avances como detectar las fallas (o deficiencias) para determinar los ajustes necesarios. Hay varios recursos de evaluación internacional que apuntan en este sentido: PISA, PIRS, Timms, Talis, entre otros y son muchos los países que se someten a tales evaluaciones, por ejemplo Finlandia, China, Perú, Chile, entre otros.
Hasta donde se conoce, en Bolivia no se tiene ninguna evaluación externa del sistema educativo que fue implementado a partir de la Ley 070 “Avelino Siñani–Elizardo Pérez”. Esta carencia no permite saber, con precisión, cuáles son sus resultados en cuanto a la mejora de la educación en el país, cuáles sus verdaderos logros y cuáles las falencias a ser corregidas. Caminamos a tientas y muchas veces en base solo a “autoalabanzas”.
Ante este vacío tenemos que prestar atención a aquellas situaciones que ponen en evidencia problemas de la educación en el país. En los últimos días la Universidad Mayor de San Simón ha procedido a los exámenes de admisión para nuevos estudiantes que postulan a las diferentes carreras universitarias. Los resultados han sido desalentadores y preocupantes. De cada 10 bachilleres que se han postulado, solo tres están preparados. El resto tiene, de acuerdo a la vicerrectora, un “bajo nivel, está en situación crítica”.
Las mayores debilidades detectadas son la falta de lectura comprensiva, falta de capacidades analíticas, deficiente ortografía, vocabulario reducido y conocimientos muy limitados. El estudiante puede leer, pero no comprende lo que lee, no puede establecer en la lectura lo que es importante y lo que es secundario, en definitiva no sabe leer o al menos no sabe leer bien. No tiene capacidad de análisis, de identificar problemas, de sistematizarlos, de comprenderlos y de buscar soluciones. Difícilmente realiza razonamiento lógico y razonamiento crítico. A ello se suman deficiencias en conocimientos correspondientes al nivel del bachillerato. Se trata de problemas graves y fundamentales.
Evidentemente esto nos plantea un panorama muy preocupante que el miembro de la Comisión de Evaluación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Hugo Zeballos calificó de “catastrófico”. Por ello urge evaluar nuestro sistema educativo; ver dónde estamos realmente, detectar los problemas y formular las acciones correctivas necesarias. Hay que hacerlo con carácter prioritario porque, en educación, los ajustes llevan tiempo y mientras tanto nuestros jóvenes están mal formados, poniéndose en juego su propio futuro y el del país. El anuncio por parte del Gobierno de que este año se iniciará un proceso en este sentido es bienvenido y nos deja expectantes en cuanto a sus resultados.
El autor es doctor en sociología
Columnas de GUSTAVO DEHEZA