Redescubriendo el amor en la caricia de los hijos adoptivos
“Yo aprendo de él a entender el sentido profundo de la relación de padre hijo, pero no es solamente eso, es el sentido de la vida, de la experiencia humana. Es la vida de uno, no es qué bien, qué buenito; si no hiciera esto, sería un estúpido, es una opción, puedo ser una persona indiferente a la vida o puedo ser una persona que le interesan los detalles de la vida”, afirmó Aristide Gazzotti (62), padre de tres hijos adoptados y que trabaja hace más de 30 años en la Ciudad de Los Niños.
El padre de Arístide murió cuando él era muy pequeño y nunca tuvo esa imagen paterna, pero ahora asume ese rol de amor con sus hijos. Él tomó la decisión de adoptarlos legalmente, porque nadie se quería hacer cargo de ellos, porque tienen discapacidad y fueron abandonados por sus padres biológicos.
Juan (6) y Thiago (1) tienen hidrocefalia, al igual que lo tenía su hijo David, que murió a los 10 años. “Juanito es un hijo que no ve, es un niño ciego, no se mueve tampoco. Yo aprendo de él a entender el sentido profundo de una caricia, del abrazo”, contó.
Arístides y su esposa Tania adoptaron a los niños para darles una identidad y ayudarlos de esa manera a tener acceso a los servicios de salud y otros beneficios.
“Yo he sido padre adoptivo por necesidad, estando aquí (he visto) que hay muchos niños enfermos que no van a tener la posibilidad de tener padres. Nada, no es que una ilusión, un sentimiento, es la necesidad de darle legalidad a un niño abandonado y tenga una figura paterna”, indicó.
La Asociación de Padres Adoptivos del departamento tiene más de 50 padres que han logrado adoptar y otros en espera.
Los padres deben cumplir un largo trámite de más de un año para poder tener un hijo. Ese es el caso de Gumersindo Parraga (40), que ahora es padre de Samuel, de tres años, a quien él y su esposa, Jo Lauren Maguirre, adoptaron. “Tuve que sacar vacaciones, cambiar turnos para poder ir a los cursos, para que Sami se acostumbre a mí en el hogar. Mi esposa caminó más de un año y ya lo tenemos con nosotros. Fue difícil, al principio tenía miedo que las personas se vayan, es muy apegado a ambos”, explicó Gerardo.
Pero en la Casas de los Niños viven muchos padres que asumieron ese rol aun atravesando por una situación difícil, como Leopoldo Colque (39), a quien su esposa lo abandonó, porque tiene tuberculosis y tuvo que hacerse cargo de sus tres hijos, de los cuales sólo dos son suyos.
Leopoldo tiene una enfermedad grave y apenas camina, pero aun así cocina y lava la ropa de Ariana (4), Steven (9) y Carlos (15). Arianita, como le dice a su hija menor, no fue engendra por él, pero aun así la cría como cualquiera de sus otros hijos. “La tengo desde recién nacida, es mi hija, su mamá nos ha abandonado y se ha ido con otra pareja, es alcohólica”, dijo.
Leopoldo hace lo posible para moverse y quiere recuperarse pronto para poder trabajar y mantener a sus hijos. Su familia recibe el apoyo de la Casa de los Niños.
TESTIMONIOS
"Yo lo vi lavando, sentado en dos sillas, no podía ni alcanzar y lo hacía. Le ofrecí mi lavadora, él me dijo no, que lavaría la ropa de sus hijos. Para mí, ese es un padre de verdad, yo me quedé asombrado. Ésta es una persona descartada porque a nadie le interesa, pero al él, sí". Aristide Gazzotti.
"Yo quiero curarme para trabajar por mis hijos, su madre nos ha abandonado. Lavo su ropa, ahora me falta doblar su ropa, también cocino pero ahora se acabaron mis víveres. La Casa de los Niños me ayuda. A Arianita la crío desde recién nacida, es mi hija, va a la escuela con sus hermanos". Leopoldo Colque
"Hay tantos niños sin padres en los hogares, yo les animo a adoptar. Me llevó más de un año cumplir los trámites legales, porque los niños no tienen ni siquiera documentos. Hemos asistido a cursos, exámenes psicológicos, he pedido vacaciones en el trabajo; pero ha valido la pena". Gumersindo Parraga
OPINIÓN
Aristide Gazzotti. Casa de los Niños
“Tener un hijo te cambia la vida”
(La adopción) la motiva el deseo de las madres, no tanto de los padres. Hay diferentes motivos. El hecho de tener un hijo (adoptado) es otro tipo de perspectiva que se abre, que cambia la vida de las personas. Conocí muchas personas que no tenían hijos, entonces (la adopción) les ha cambiado toda la vida. Somos seres espirituales y buscamos una relación infinita que dure para siempre, que se concreta en cosas tan sencillas como acariciarlo o mirarlo aunque no me vea; o pensar que existe, que está ahí y que puedo olvidarme de miles de problemas y él me ayuda. (En el Día del Padre) yo haría una alabanza a las mujeres, que me enseñan a ser un poquito más madre para mis hijos. Eso de ser padres adoptivos para mí es complicadísimo, primero, porque yo nunca he tenido un padre.