Adiós al director Claudio Abbado, el revolucionario de la música clásica ásica
La música se detuvo en Italia durante las primeras horas de la mañana de ayer con el anuncio del fallecimiento de Claudio Abbado, el célebre director de orquesta milanés, reconocido en el país como un artista “revolucionario” con la música clásica como instrumento para llegar a los más jóvenes.
El musicólogo Alberto Villalpando lamentó ayer en Cochabamba la muerte de quien fue considerado un maestro de la dirección. “Escuchar sus sinfonías era algo entrañable e inolvidable”, dijo el maestro Villalpando.
El nombre del director italiano, que pasaría por los principales templos de la música clásica del planeta, está íntimamente ligado al mundo de los jóvenes y de la infancia.
Tras una larga enfermedad, que comenzó en 1999, fecha en la que le detectaron un cáncer de estómago que nunca le separó de la batuta, Abbado murió ayer “serenamente, en su apartamento de Bolonia” (centro), señaló su familia en un comunicado.
Además, pidió a las personas que quieran honrar la memoria del director que no envíen flores, sino que hagan un donativo para recaudar fondos para el hospital de Hematología y Oncología pediátrico boloñés.
Fue el fundador de la Joven Orquesta de la Comunidad Europea en 1978 y durante su dilatada carrera, no cejó en su empeño de llevar la música clásica a cárceles y hospitales pediátricos porque, a su juicio, “la cultura permite superar todos los límites”, por lo que siempre se mostró muy crítico con los recortes a la cultura.
Fue senador vitalicio por sus méritos en el campo artístico.