Impregnaciones en Río Branco: La culta Brasil
Estar en un corazón de la cultura brasileña, y en la capital del Acre donde incluso los fenómenos naturales son causa de regocijo estético, es algo que se impregna en toda la piel.
La cultura como identidad se transversaliza en la cotidianidad acreana y el resultado de este elevado desarrollo deviene en una sociedad civil que predomina sobre la sociedad política, es un pueblo muy educado y entonces la cordialidad es una moneda común en todos los estamentos sociales.
El Estado no lo es todo, como pretende una casta militarista en decadencia que poco peso tiene ya en este país. El Estado ha cedido sus espacios de dominación a la gente en las calles, y le dice el Estado a esa gente: “Ei, mininos! Vocês tem muitos dereitos que lhes protegem, defendaos e faça respeitá-los. É a lei!”.
Entonces todos comienzan a bailar samba cantando como Araketu: “Mal acostumado | Você me deixou | Mal acostumado | Com o seu amor | Então volta traz de volta o meu sorriso | Sem você não posso ser feliz”.
La capacidad poética del pueblo acreano no se reduce al bailongo y el tereré. Es un estilo de vida, una actitud cotidiana donde el respeto al otro es una condición suprema para el desarrollo natural del tejido social. Es lo dominante. El crimen, el delito y el irrespeto son casi la excepción a la regla, aunque terrible a la vez, aquí en el corazón del Acre.
Caminas por las calles, alguien te mira sonriente y al menor contacto visual te lanzan el saludo con sonidos agradables en las voces que te acarician sin conocerte. “Bom día”, “Boa tarde”, “Boa Noite”. Nadie teme acudir a cualquier entidad estatal con el pavor al maltrato; más bien los servidores públicos cumplen al pie de la letra el precepto de servir a la gente con calidad y calidez.
La cultura transversalizada en la identidad del Brasil no solamente produce el mejor arte de Sudamérica en todas sus expresiones; es también la base de una costumbre por la transparencia y es el germen de una dignidad colectiva que cuando la mancillan se troca en rebelión popular imparable y poderosa.
El nuevo gobierno federal, entre sus intentonas conservadoras, quiso suprimir el Ministerio de Cultura subordinándolo como una subsecretaría dentro el gabinete del presidente Temer. Se alzaron en las calles no sólo artistas sino la clase obrera, los campesinos y los maestros.
La voz de Caetano Velhoso se puso ronca de indignación. Junto a Erasmo Carlos, Seu Jorge y Marcelo Jeneci, el bahiano encabezó en Río de Janeiro, el 20 de mayo, un acto de resistencia multitudinaria que se convirtió en el más importante recital del año, en el cual también estuvieron presentes varios otros importantes artistas como Gilberto Gil y Chico Buarque, los escritores Milton Hatoum, Eric Nepomuceno y Marcelo Rubens Paiva, hasta los cantantes Djavan, Tulipa Ruiz, Fernanda Abreu, Zeca Pagodinho y Frejat, el cineasta Cacá Diegues, el pintor Carlos Vergara, el poeta Augusto de Campos, y los actores Fernanda Montenegro y Wagner Moura.
Nadie permitió que se le corten las alas a este pueblo que es como las aves despertando siempre al amanecer. Tras algunos días de movilizaciones callejeras, como las que vi en Río Branco, el Ministerio de Cultura finalmente fue restituido como tal.
(*) El autor es periodista.