Cordero, boliviano en Gameliera: El Cine Recreio
Las épocas del cine mudo —las del genio Meliés, del atroz Fritz Lang o las del terrible Chaplin— fueron también los años dorados del caucho, tan apetecido por Henry Ford para sus modelos a neumáticos. Entonces, los puertos fluviales en los desemboques del Amazonas hervían de gente tanto como en los aeropuertos o terminales terrestres de nuestros días. Frente al puerto principal de Río Branco, en la entrañable Gamelera, se desarrolló una espacio donde la identidad cultural acreana se fue construyendo con una cotidianidad plena de belleza, poesía, cerveza y buen cine con la banda sonora en vivo. La sala para ver películas a orillas del río Acre, en la Gamelera del amor, se llamaba Cine Edén y en los años 40, al influjo del jazz, cambió su nombre por el de Cine Recreio.
Aquí brilló el poeta anarquista Juvenal Antunes, contemporáneo del boliviano Cesáreo Capriles. Antunes vivía en el memorable Hotel Madrid que estaba al lado del Cine Edén. Se lo veía en una mesa a la vera del hotel donde escribía sus poemas tomando cerveza, y era aplaudido al atravesar el umbral del Cine Edén declamando sus versos recién concebidos. “Tomaba cerveza todo el día y cuando se ponía un poco ‘chupadito’ comenzaba a recitar los versos que escribía, algunos de ellos eran considerados indecentes por la sociedad de la época. Una vez cayó al barranco que da al río, estaba sentado en una mesa con sombrilla, vino un viento que derribó sombrilla y mesa y él terminó de bruces en el barranco”, recuerda la historiadora acreana Florentina Esteves.
El Cine Recreio es un vestigio viviente de aquella matriz cultural acreana que nació con el modernismo de comienzos del siglo XX. Manteniendo su arquitectura original restaurada en los años 90, actualmente esta sala sigue abierta para el público cinéfilo de Río Branco, forma parte del circuito cultural Elías Mansur y su funcionamiento está a cargo del cineasta boliviano Marcelo Cordero Quiroga, quien además es promotor del Festival de Cine da Fronteira Pachamama Films, con sede en esta capital.
Marcelo Cordero es hijo de la inolvidable maestra Cecilia Quiroga San Martín, videasta precursora del género digital en Bolivia y Latinoamérica, Directora del Conacine en los 90 durante los años más fecundos de aquella institución gestora del cine y del video en nuestro país.
Con Marcelo Cordero y el equipo que mantiene abiertas las puertas del Cine Recreio, la ciudad de Río Branco puede disfrutar viendo películas, en la gran pantalla, con estrenos memorables dentro la filmografia latinoamericana.
A pocos días de postular al Óscar, aquí llegó “El Abrazo de la Serpiente” del colombiano Ciro Guerra. Y la producción brasileña encuentra en este Cine Recreio su “paradiso” acreano. Recientemente estuvo en cartelera, por ejemplo, “A luneta do tempo”, filme dirigido por Alceu Valença, conocido cantautor pernambucano.
Esta semana, Marcelo Cordero anunció el estreno de “Brasil S/A”, obra de otro creador de Pernambuco, Marcelo Pedroso, un revolucionario de las cámaras que ha removido las bases tradicionales del cine brasileño con una película que parece un guión alocado, melodioso y ligeramente oblicuo típico de Boris Vian.
Me enorgullece acompañar a Marcelo Cordero todos los días de cine en la cabina de proyección del benemérito Recreio, a orillas de Acre, aquí en Río Branco.