Juana Manuela Gorriti y su obra sobre Bolivia
Doña Juana Manuela Gorriti Zuviría, esposa del Gral. Manuel Isidoro Belzú Humérez, presidente de la República de Bolivia (1848 – 1855). Escritora y promotora de Veladas Literarias en Bolivia, Perú y Argentina.
Juana Manuela Gorriti nació en Horcones: paraje rural ubicado a 10 kilómetros de Rosario de la Frontera, al sur de Salta. Allí se encuentra la finca que perteneció a la familia Gorriti. Juana Manuela la menciona en varias de sus obras: “Panoramas de la vida” (1875), “La tierra natal” (1889) y “Lo íntimo” (1898).
Nació el 15 de julio de 1816, siendo sus padres el general doctor José Ignacio Gorriti (1770 – 1835), gran orador en las asambleas y doña Feliciana Zuviría de Castellanos. Estos se casaron en 1802. Juana Manuela fue la séptima de ocho hermanos. Su padre tuvo un rol destacado en las guerras de la independencia, fue varias veces gobernador de Salta y diputado en el Congreso de Tucumán de 1816. Unitario, emigró con su familia a Tarija, Bolivia, en 1831, luego de la derrota de los unitarios por el caudillo federal Facundo Quiroga.
Los Gorriti en Bolivia se enrolan con distinguidas familias como: los Belzú, Córdova, Dorado. Es así que un general solicita la mano de Juana Manuela y otro general luego solicita la de su hija, siendo sucesivamente esposa de un Presidente de la República de Bolivia y madre política de otro. Casada en 1856, con Belzú tuvieron dos hijas: Edelmira, esposa del militar Jorge Córdova (1822–1861), quién sucedió a Belzú en la presidencia (1855–1857), y Mercedes, poetisa y casada con José Vicente Dorado (1834–1879). Después de separarse de su marido tuvo otros dos hijos, Julio Sandoval y Clorinda Puch.
Desde niña era afecta a lecturas de su edad. Según datos biográficos escrito por Pastor S. Obligado, quién describe su primeros años: “A la edad de ocho años fue enviada a un colegio en la ciudad de Salta, dirigido por monjas salegas, quienes la acogieron con ternura; pero aquella hija de los campos no pudo vivir encerrada en los muros que se interponían entre ella y los inmensos horizontes que acostumbraba contemplar desde su infancia”.
“Bien pronto enfermó de melancolía y forzoso fue devolverla a sus amados prados, con quienes vivió, vida feliz de amores y de sonrisas bajo el dulce calor del regazo maternal; tal vez únicos días azules de ventura, hasta que la tempestad destructora de la guerra civil llegó como simoun (viento arrasador que suele soplar en los desiertos de África y de Arabia) del desierto, llevando la ruina y la desolación al seno de aquella felicidad”.
El general Gorriti proscrito y despejado de sus bienes, se refugió en Bolivia, junto a él la peregrina Juana Manuela cruzó los Andes. Su primera parada Tarija, estableciéndose definitivamente en Chuquisaca (Bolivia).
Se casó con Isidoro Belzú, cuando a los pocos años ya circulaban sospechosos rumores, que se refieren al escándalo que provocó la separación de Gorriti de Manuel Isidoro Belzú, su esposo, suscitado por el supuesto romance que ella habría mantenido previamente con José Ballivián (1805–1852), presidente de Bolivia entre 1841 y 1847. Juana Manuela viaja con Belzú en compañía de sus hijas, pero no regresará con él a Bolivia.
Cuando Belzú era un brillante general y dirigía los destinos de una nación, se apartó de él y fue a pedir la subsistencia al trabajo.
Éste es un pasaje de un encuentro ocasional, cuando se dirigía a sus clases y las miradas se cruzaron. Ella leyó en la tristeza de una: “¡He ahí mi compañera en la desgracia!”. El leyó en la sombría severidad de la otra: ”He ahí el hombre que, noble magnánimo y generoso con todos, ha sido el único ser innoble conmigo” (Pastor S. Obligado)
Retornó a Lima con la pobreza a cuestas, pero habituada a los infortunios, se llenó de valor y para ahogar sus desdichas se dedicó a la enseñanza y en el tiempo libre escribía novelas, biografías y fantasías publicadas en el Perú, que las reproducían en Chile, Colombia, Ecuador, París y Madrid.
La escritora Camila Carratulla dice: “Toda su vida es un constante ir y venir de países que ella considera patrias suyas: Argentina, Bolivia, Perú, sin contar los tránsitos por Chile y Uruguay, Arequipa, Cochabamba, La Paz, Lima, Oruro, Sucre y Tarija son las ciudades donde permaneció por períodos más o menos largos, hasta desembocar por fin en Buenos Aires, donde en 1877 se establece y cobra una pensión vitalicia que le asigna el Gobierno argentino por ser hija de un combatiente de la Independencia. Este espíritu viajero, que a menudo se debía a circunstancias familiares, queda reflejando también en buena parte de su producción narrativa (más de 70 obras entre novelas, recopilaciones de relatos, memorias y biografías), apreciada por una crítica que destacó la capacidad de la autora de integrar vida personal, imaginario literario y memoria histórica”.
Libros:
Mencionaremos los libros más importantes escritas por doña Juana Manuela Gorriti:
“Sueños y realidades. Obras completas”. Buenos Aires. Imprenta de Mayo de C. Casavalle, 1865, 2 tomos.
“Biografía del General don Dionisio de Puch”, París, Imprenta Hispano-Americana de A.E. Rochete, 1868.
“Panorama de la vida”. Colección de novelas, fantasías, leyendas y descripciones americanas”, Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, 1876, 2 tomos.
“Misceláneas. Colección de leyendas, juicios, pensamientos, discursos, impresiones de viaje y descripciones americanas”, Buenos Aires, Imprenta de M. Biedma, 1878.
“El mundo de los recuerdos”, Buenos Aires, Félix Lajouane, 1886.
“Oasis en la vida”, Buenos Aires, Félix Lajouane. 1888.
“La tierra natal”, Buenos Aires, Félix Lajouane. 1889.
“Cocina ecléctica”, Buenos Aires, Félix Lajouane. 1890.
“Perfiles”, Buenos Aires, Félix Lajouane. 1892.
“Veladas literarias de Lima”, 1876–1877, Buenos Aires, Imprenta Europea, tomo I (Veladas I-X: de 19 de julio de 1876 a 21 de septiembre de 1876).
“Lo íntimo”, Buenos Aires, Ramón Espasa, 1898 (póstumo).
“Obras completas”. Ed. Alicia Martorell, Salta, Fundación del Banco del Noroeste (tomos I-IV; Instituto de Investigaciones Dialectológicas “Berra Vidal de Battini” (tomo V-VI), 1992-1999.
Cincuenta y tres cartas inéditas a Ricardo Palma, Universidad de San Martín de Porres, 2004.
Mencionaremos dos criterios sobre la valoración de dos libros importantes: “Cocina ecléctica” y “Perfiles”:
Hay un libro sorprendente y titula “Cocina ecléctica” que en su prólogo dice: “El hogar es el santuario doméstico; su ara es el fogón; su sacerdotisa y guardián natural, la mujer”.
Recopila recetas descritas, mezclada de inspiración literaria, como la “Pachamanca”, un asado de cabrito cuyo nombre significa “Banquete de la Madre Tierra” y que en su tiempo era un plato reservado para la mesa del soberano (Cristina Román de Palma).
Sobre las humintas, una parte dice: ”se ralla el choclo y en seguida se la muele en un batán o, a falta de éste, en un mortero de piedra. Bien molido ya, se la sazona con sal al paladar, un poquito, muy poquito, de azúcar y una buena cantidad de manteca, y de chancho, frita con ají y previamente pasada al tamiz.” (Edelmira Belzú de Córdova). Escritora y poeta, hija de Gorriti.
Continúan las recetas de anticucho y otras comidas latinoamericanas, pero no puede faltar el proceso de elaboración de la chicha boliviana y la chicha de jora del Perú (al maíz ya germinado se llama jora), chicha de garbanzos, chicha morada, hasta los helados de canela. Un libro excepcional de 651 páginas.
Otro libro importante es “Perfiles”, donde analiza y describe las vidas de: Juana Azurduy de Padilla (Bolivia), Martín Guemes, Mitre, Gregorio Pacheco (Bolivia), Adelaida Ristori, Miguel Grau, Ricardo Palma y otros.
Sara Emilia Mata sobre el libro “Perfiles”, dice: “Escribe entre la memoria autobiográfica y la colectiva, ya que hace gala de ellos de la experiencia vivida, es decir, la memoria personal y la familiar, así como de información basada, en algunos casos, en relatos y lecturas de los cuales no nos da mayores referencias. A través de los sujetos cuyas “fases” resultan suficientes para “…juzgar de la magnitud y resplandor de un astro…”, brinda un valioso testimonio sobre acontecimientos trascendentes del siglo XIX que no dejan, sin embargo, de representar una mirada sesgada por un posicionamiento político en el cual la subjetividad se expresa tanto en la selección y recorte de los personajes retratados en “Perfiles” como en los rasgos personales y políticos que señala en ellos”.
Juana Manuela recuerda a Juana Azurduy y escribe; “Allí, siendo muy niña, en 1822 (6 años), tuve el honor de conocerla”.
“El loor de sus hazañas flotaba ante mis ojos como un incienso en torno a aquella mujer extraordinaria y formábala una aureola”.
“Su recuerdo está vivo todavía en mi mente, cual si ahora la viera con sus largos vestidos de luto y su semblante serena y meditabunda”.
Falleció el 06/11/1892, después de 76 años intensos. Descansa en el Panteón de las Glorias del Norte en la Catedral de la Ciudad de Salta. Una estrofa del Himno a Rosario de la Frontera la evoca encendídamente como la máxima personalidad de la cultura surgida de esta tierra del sur de la provincia de Salta.
“Toda su vida es un constante ir y venir de países que ella considera patrias suyas: Argentina, Bolivia, Perú, sin contar los tránsitos por Chile y Uruguay, Arequipa, Cochabamba, La Paz, Lima, Oruro, Sucre y Tarija son las ciudades donde permaneció por períodos más o menos largos, hasta desembocar por fin en Buenos Aires.”
*El autor es historiador y tradicionalista.