Vitelaria, más que un negocio, una forma de vida
Todo comenzó en Buenos Aires, Argentina, adonde Natalia Moreno emigró hace algunos años para estudiar la carrera de Letras.
Allí decidió dar un giro y vivir de forma consciente. Se hizo vegetariana, comenzó a hacer yoga y empezó a cuestionarse sobre los productos que usaba en su cuerpo.
Lo primero que se preguntó es qué llevaba el champú que utilizaba. Se sorprendió de los químicos que contenía y decidió elaborar su propio champú, con bicarbonato de sodio y vinagre de manzana.
Al querer mejorar su producto artesanal, se inscribió en cursos y así fue aprendiendo sobre plantas y extractos vegetales para elaborar cosméticos. Junto con unas amigas, hacía probar sus cremas a quien quisiera.
Ése fue el inicio de un proyecto de vida que hoy es también un emprendimiento: Vitelaria, cosmética natural.
Natalia, que tiene 26 años de edad, empezó con el pequeño negocio en Cochabamba después de retornar de Buenos Aires el año pasado y asegura que va tomando forma.
Gana clientes no sólo ofreciendo productos limpios para la piel sino también dando la oportunidad de reutilizar envases. Es decir que es posible devolver, por ejemplo, la botella de crema corporal, para un “refill”, y listo. Punto a favor del medio ambiente.
Los productos
Natalia usa varias y plantas y derivados para sus cosméticos. Entre estos ingredientes están tinturas madre de lavanda, romero; aceites esenciales de lavanda, bergamota, jazmín, citronela, nardo, cedrón y palmarosa; aceites de almendras, de coco, y mantecas de cacao y de karité.
Es de este último elemento, el karité, que la joven ideó el nombre de su emprendimiento: Vitelaria. Vitellaria paradoxa es el nombre científico del árbol de karité.
La emprendedora relata que conoció la manteca del fruto de ese árbol cuando la utilizó para elaborar una crema para ella misma después de quemarse la mano.
Dio buenos resultados y ese ingrediente lo incluye en casi todos sus cosméticos. Por ejemplo, en su crema de aceite de coco y manteca de karité, una de las más demandadas, que es ideal para las zonas que tienden a secarse como las manos, los codos y los pies.
Vitelaria también ofrece bálsamos labiales de manteca de cacao pura, manteca de karité y otros secretos más que protegen los labios del viento frío, de la sequedad y del sol.
Para el cuerpo, cuenta con una crema corporal de almendras y jazmín, y para el rostro, un producto con hibiscus, manteca de karité y aceite de almendra, con aroma a nardo.
Finalmente, en la carpeta de productos no faltan los tónicos faciales con propiedades desinfectantes, antiinflamatorias y emolientes, y los desodorantes florales.
¿Persistirá Vitelaria en el futuro? Natalia afirma que sí. “Aunque quiero ejercer mi profesión y tengo muchas otras actividades, es algo que no voy a dejar”, dice.
Explica que le gustaría incursionar en la elaboración de productos medicinales para tratar algunas afecciones de la piel, como el acné, la rosácea y alergias. Quiere ayudar con sus habilidades.
También le interesa la aromaterapia. Le gusta la idea de mezclar aceites esenciales para usos específicos.
“Hay como una moda de ser ecológico, de ser consciente, natural, artesanal. Una moda que hace que la gente cuide el planeta”
EL SELLO DE VITELARIA
Los cosméticos de Vitelaria no son testados en animales como la mayoría de los productos convencionales.
No están elaborados con derivados del petróleo, como la vaselina.
Sus desodorantes no tienen aluminio, que es usado en la cosmética convencional en los antitranspirantes.
Los cosméticos tampoco están hechos con parabenos, sustancias usadas como conservantes.