Santa Vera Cruz Tatala, una celebración de la vida
La fiesta de Santa Vera Cruz marca el fin de la cosecha y el principio de un nuevo ciclo de la vida. Según la tradición, la festividad comenzó hace más de 100 años, en el mismo lugar donde hoy se celebra, pero entonces existía una piedra en forma de cruz y su festividad coincidía con la aparición de la Cruz del Sur. Durante la evangelización, la actividad se modificó y se mezcló con la religión católica.
“Aquí hay una tradición milenaria que ha ido al lado de una fiesta católica, la gente ha hecho su síntesis propia”, señaló el párroco de Santa Vera Cruz, Enrique Zabala.
Por ello, este año el programa incluyó una misa andina. “Desde la Iglesia debe haber un diálogo de fe a fe, entre la tradición judeocristiana y la tradición andina”, manifestó Zabala. Siguió: “Aquí se plantea un cristianismo andino, con su propio rostro y características, ese es el reto”.
Si bien la fiesta central se realiza en mayo, el templo de Santa Vera Cruz recibe peregrinos todo el año. Llegan para pedir “vida nueva”, expresada en mujeres fértiles, tierra fecunda y animales que se multiplican.
Pero, es durante la festividad central cuando se ven muestras excepcionales. Por ejemplo, relata el párroco que el año pasado una señora dio 300 pesos de ofrenda. Dijo que cuando le preguntó el porqué ella le contestó, que un año antes ella vino al final de la fiesta a buscar una guagua (muñequita en el altar del Cristo) y con suerte encontró dos, tomó una y se iba contenta; pero pensó que no podía dejar sola a la otra, entonces se marchó con las dos. La señora tuvo mellizos.
Santa Vera Cruz es una fiesta agrícola y religiosa que señala el final de la época de cosecha y el inicio de una espera para comenzar un nuevo ciclo. Pero sobre todo, este es un momento trascendental porque hombres y mujeres se reconocen como un elemento más de la naturaleza y no como el todo, explicó el organizador de coloquios sobre la fiesta y representante del Ayllu Ñan, Javier Soruco.
La festividad comenzó como la fiesta de la Chakana o Cruz del Sur, constelación que entre el 2 y 3 de mayo está en su posición más vertical con respecto a la zona andina y permitía prever cómo se presentaría la producción agrícola, dijo.
Los participantes de la fiesta llegan, en su mayoría, con gran fe hacia el Tatala, algunos acuden durante años porque él les ha dado prosperidad en su hogar, tal es el caso de Rufino Arnez y Margarita Hinojosa, que acompañados por una de sus hijas, acudieron a agradecer por lo dado y pedir fertilidad.