Dan bienvenida con altares
La celebración de Todos Santos persiste como la tradición más importante que conecta al mundo de los muertos con el de los vivos con el inicio del armado de la mesa o mast’aku para recordar a los difuntos y mantener una conexión espiritual con ellos.
Según el investigador sociocultural Wilfredo Camacho, dentro el calendario Gregoriano la fiesta de los muertos se celebra el 1 de noviembre como un homenaje religioso a los mártires de la Iglesia Católica. En la cosmovisión andina este mes dedicado a los difuntos se conoce como “aya markay killa”.
“Esta fiesta es un espacio inminentemente espiritual por cuanto se reproduce lo que ancestralmente hacían nuestros abuelos hace 5.525 años dentro el calendario andino quechua aymara”, explicó Camacho.
Nelson Tapia en su artículo “La vida y la muerte en la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos. Valle Alto de Cochabamba” publicado en la Serie Cosmovisión y Ciencia Nº 6 “Diálogo Intercultural sobre la Vida y la Muerte” dice que desde esta cosmovisión “la vida y la muerte no tienen carácter lineal o vertical, es cíclica es decir, uno nace para morir y luego de la muerte para volver a la vida”.
En el mundo andino el tiempo-espacio (pacha) está compuesta por tres dimensiones: Ukhu Pacha (mundo de adentro), Kay Pacha (mundo de los vivos) y el Janaq Pacha (mundo de los muertos); lo que quiere decir que el espíritu del difunto al morir se va al último mundo para retornar al Kay Pacha el 1 de noviembre a compartir penas y alegrías con sus seres queridos.
Para el retorno del alma del difunto, las familias arman los mast’akus, que en quechua significa extender la mesa en la tierra, manifestó el investigador sociocultural. La mesa se arma con la mejor bebida, comida, frutas y masitas que le agradaban al fallecido. “Este momento es una relación de reciprocidad del hombre con el más allá, en una comunicación con los vivos y muertos”, añadió.
Elementos del mast’aku
La mesa para recibir a los difuntos en Todos Santos se caracteriza por presentar figuras que tienen significado simbólico. Por ejemplo, la escalera es utilizada por el alma para descender al mundo de los vivos y ascender al de los muertos; el sol y la luna son los astros que guían su camino. También existe el simbolismo del bien, con figuras de ángeles, osos, muñecos con cara negra que cuidarán el alma del difunto de los malos espíritus; y del mal, representado por sapos, lagartijas que están dispuestas en la mesa en parejas.
“De esta manera la mesa se convierte en un espacio donde se representa la pugna entre el bien y el mal, donde siempre gana el bien”, indica Tapia. A ello se agregan la t’antawawas, una representación de la imagen del difunto.
Los platos de comida, otro elemento indispensable, se preparan en función a los gustos que tenía el difunto, además de poner la fruta de la época. Para calmar su sed durante su recorrido está el agua, la chicha para darle fuerzas y como alimento, los suspiros de azúcar para que sazone sus comidas, la canasta de dulces como una simbología recreativa para llevar los productos y que éstos no le falten.
Asimismo, en el mast’aku las flores adornan la mesa y alegran el corazón de las almas. Las banderitas y cadenas de plástico sirven para indicar si la persona era soltera o casada, joven o adulto. El color morado, negro y azul se usa para personas casadas y el blanco, celeste y rosado para niños y solteros. Algunos familiares utilizan el cigarro y coca, ambos permiten la conversación y relación entre divinidades.
Las familias acostumbran a comprar y preparar los elementos que pondrán en el mesa días antes del 1 de noviembre para desde tempranas horas armar el mast’aku, que debe estar listo para la llegada del alma del difunto.
El resto del día y principalmente en la noche las puertas de las casas se abren para que niños, jóvenes o adultos realicen sus cánticos y rezos. El 2 de noviembre, si hay restos de la mesa armada éstos se lleva al cementerio para hacer rezar.
Al concluir estas actividades comienza la fiesta de la vida con la wallunk’a (columpio nativo), un encuentro de los jóvenes para enamorar.