José Mujica: “Gobernar no es mandar, en una sociedad no se puede mandar a capricho”
El expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) volvió este sábado a la política, pero lo hace desde el mismo convencimiento que le hizo abandonarla y no presentarse a la reelección: evitar la polarización entre los uruguayos.
En una entrevista con Efe, horas antes de regresar a su escaño en el Senado, esta vez desde la oposición, confiesa que dio un paso atrás para no contribuir “a polarizar” su país y crear “una grieta” política como la que, en sus palabras, vive Argentina.
Desde la cocina de su finca ubicada en las afueras de Montevideo, el Pepe, como muchos le conocen, interrumpe el lavado de su vajilla para dedicar unos minutos a tomar mate y chalar con Efe.
—Usted hace dos años dijo: “Me retiro, quiero descansar un poco”. ¿Qué pasó? ¿Se fue el cansancio?
—Lo que dije fue “cansancio del largo viaje”. No es que se haya ido el cansancio, es que yo soy un militante social y político, tengo 71 años de militante. Entonces, a esta altura es una forma de vida, pero soy consciente de mis años y de que el mundo está cambiando aceleradamente ni para mejor ni para peor, sino para distinto. El tiempo que viene es digital, es de dos idiomas, tiene una cantidad de cosas que no son de mi tiempo, pero siempre dije que el mejor dirigente no es el que hace más, sino el que deja gente que lo supere con ventaja en el tiempo porque la vida y la lucha continúa. Voy a estar en el Senado con mis compañeros jóvenes tratando de impulsar algunas ideas que tengo, pero mi suplente es brillante (Alejandro Sánchez), tiene 36 años, y creo que vale la pena abrirle cancha y a algunos otros que están por ahí y es lo que estoy haciendo. Estoy viejo, pero no destruido, la computadora de acá —señala su cabeza— me funciona por ahora, más o menos, y el cuerpo está achacoso, pero es un lujo para la vida que he tenido, es maravilloso llegar a los 85 años y no estar lelo, subirse al tractor y todo lo demás. De vez en cuando tengo calambres, dolor de rodillas y todas cosas de viejo, pero yo debo de gritarle gracias a la vida.
—¿Dudó de presentarse de vuelta en la lista?
—Yo estuve muy presionado para ser candidato a la Presidencia y no quise. No quise no sólo cascoteado (golpeado) por mi edad y la experiencia, yo no quería contribuir a polarizar el país. Yo no quiero un país como en la Argentina, con la grieta, medio país contra medio país. No quiero, lo detesto, porque somos un país de cuatro gatos locos, tres millones y poco. No podemos darnos el lujo de tener medio país contra medio país porque nos vamos al carajo y renuncié porque yo sé que polarizaba. Lamento que me parece que hay gente que no se da cuenta de eso, el peor veneno de este país es la polarización. Veremos lo que pasa.
—Usted decía que tiene algunas ideas para esta legislatura, ¿a dónde apuntan?
—Estamos en un cambio del capitalismo en la época que vivimos, lo que más crecen económicamente en el mundo son las empresas transnacionales. Nuestras burguesías nacionales son familiares, no pueden competir con ellos. ¿Y qué les pasa? Se ponen de rentistas, compran un pedazo de campo y lo alquilan, compran unos apartamentos y los alquilan o hacen inversiones en bonos, no emprenden en empresas que multipliquen la riqueza. Uruguay tiene 24 mil millones de dólares de plata fuera y estamos pidiendo que inviertan acá, ¿por qué? Porque esa burguesía no puede competir con esos equipos.
—Esta legislatura es bastante distinta a lo que viene siendo normalmente porque hay mucho recambio y nuevas figuras. ¿Cómo ve este nuevo plantel de legisladores?
—Al principio la van a chambonear (equivocarse) un poco, van a tener que agarrar oficio, pero, bueno, son las leyes del juego. Estoy preocupado porque me da la impresión de que el presidente nuevo (Luis Lacalle Pou - Partido Nacional) no confía un carajo en nadie y se mete en todo.
—¿Qué le parece de que Lacalle Pou no haya invitado a su asunción presidencial del 1 de marzo a Venezuela, Nicaragua y Cuba? ¿Piensa que eso fue algo que salió de él o de la coalición?
—Venezuela no iba a venir ni en pedo (ni de broma), porque no va a ningún lado de eso; Nicaragua, no sé. Con Cuba es un error muy fuerte porque están cayendo en lo que nos criticaban a nosotros, están haciendo discriminación ideológica. Decían que nosotros discriminábamos, pero yo fui a la Antártida con (Sebastián) Piñera, traté de darle una mano a (Juan Manuel) Santos en el proceso con Colombia. Y hasta en su momento cuando hablé con (Barack) Obama fui a hablar con el presidente de Cuba preocupado por la suerte de un ciudadano norteamericano, que estaba preso. Yo nunca fui prisionero de las cuestiones ideológicas, traté de cultivar lo más que pude la relación con la gente pensara lo que pensara.
—¿Qué se espera de estos cinco años?
—El que da las cartas es el Gobierno. No quiero una polarización, pero para bailar se precisan dos. Si desde el Ejecutivo se quiere imponer una polarización, va a haber polarización. Es detestable, pero va a haber. Pero por ahora es apenas un temor. Sí, creo que puede haberlo por cosas que he sabido.
—¿Le preocupa que eso suceda más desde el nuevo oficialismo o desde la oposición del Frente Amplio?
—No, el que da las cartas es el Gobierno. La actitud del Gobierno define en parte la actitud de la propia oposición porque si a usted le escupen en la cara y lo quieren pisotear, usted no tiene más alternativa que pelear. Por eso le dije que gobernar no es mandar; mandar se puede mandar en un cuartel, orden cerrado, pero en una sociedad no se puede mandar a capricho.
INMERSO EN LA POLÍTICA
Nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo.
Como miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros entre los años 60, 70 y 80, pasó varios años detenido en diversas unidades militares.
Presidente de Uruguay entre 2010 y 2015.
Electo senador en 2015 y 2019.