Democracia en declive
El Gobierno ha demostrado cierta habilidad mediática para distraer sus acciones con otras. Ahora no se habla de la situación de los distintos casos de corrupción, el crecimiento del narcotráfico o las intenciones detrás de la incorporación de la gasolina Ron 91
Quién hubiera dicho, hace 11 años, cuando asumía como presidente de la República de Bolivia Evo Morales como el primer presidente indígena, que mancillaría los principios de convivencia y prácticas de los pueblos indígenas, como el muyu (rotación y alternancia), el chacha-warmi (paridad) y el ama llulla (no ser mentiroso). Aquél que dijo en su investidura que lucharía por los desposeídos y marginados, ahora quiere perpetuarse en el poder a como dé lugar. ¿Dónde quedó la idea de refundar el país con una nueva Constitución Política del Estado,?
Tras el fracaso de las primeras elecciones judiciales en 2011 para la reformulación de la justicia, lo único importante que hicieron estos magistrados para el Gobierno y su partido fue la declaración constitucional de la reelección de Evo Morales, primero para las elecciones generales de 2014 y ahora para las elecciones de 2019.
Ahora, a días de esta innecesaria elección judicial, cuando se avizora que no cambiará en nada la justicia, el Gobierno y la oposición tradicional se vanaglorian sobre los resultados, el primero minimizando los votos nulos y blancos y descalificando a sus adversarios, mientras los segundos ven que su campaña y movilización han sido efectivas y por lo tanto se ven como contrincantes capaces de desplazar del poder al Gobierno en cualquier contienda política. Nada más ilusorio, cuando en realidad estos votos son expresiones de descontento y desacuerdo de gente que no se sienten representada ni por uno ni por lo otro.
Para el Gobierno, las elecciones de 2019 serán difíciles, más aun cuando la ciudadanía adquiere espacios virtuales para manifestar su desacuerdo con aciertos y exageraciones, como son las redes sociales en Internet, frente a la reducción de instancias para denunciar los atropellos del Gobierno, ya que estos se encuentran cooptados o sin independencia, y también frente a la nula acción de los organismos internacionales. Transitar de los espacios virtuales hacia acciones más reales y concretas, generando movimientos ciudadanos que debatan los distintos proyectos de país es un desafío necesario, si se quiere salir de este círculo vicioso del populismo o los desvaríos de la oposición tradicional.
El autor es sociólogo y miembro del EPRI-CCI