Las ciudades intermedias y la irrupción de lo urbano
En la ciudad de Sucre, el 8 y 9 de mayo, se produjo el Encuentro Internacional de Ciudades Intermedias. Era la primera vez que organismos internacionales que trabajan en Bolivia, actores del sector público y de la academia, nos reuníamos oficialmente para discutir el tema. Para completar el escenario, el presidente Evo Morales anunció el 25 de junio que se reuniría con los alcaldes de las ciudades del país, para planificar de manera conjunta el desarrollo urbano, ante la verificación de un crecimiento desorganizado.
Ambas noticias representan el estado oficial del debate sobre un tema mundial que recién estamos descubriendo. El corolario de la posición oficial es que el Presidente expresó su preocupación por las urbes “debido a la falta de planificación, responsabilidad que recae en las autoridades municipales.”
Hemos diseñado, desde la sociedad civil y la academia, una metodología práctica que lleva cinco años de estudio, investigación y aplicación y que se expresa en el posicionamiento de las Ciudades Intermedias, la migración y abandono de las áreas rurales y la comprensión del fenómeno urbano.
A esta iniciativa se han sumado organismos y organizaciones internacionales que comparten la misma preocupación, y hemos concluido la semana pasada nuestro 8º Encuentro Internacional en Santa Cruz de la Sierra y para todo el ámbito nacional. Los números que podemos compartir expresan la consistencia del trabajo. Los encuentros estuvieron integrados por 90 académicos de 16 países que nos hemos encontrado en Asunción del Paraguay, San José de Costa Rica, Miami, Badajoz y Cáceres en Extremadura, España, y en Santa Cruz de la Sierra en tres oportunidades, para comprender el fenómeno, sus causas y sus consecuencias frente al futuro.
El 8º Encuentro ha tenido como especificidad la búsqueda de respuestas y el conocimiento de experiencias que se han dado en los territorios para tratar de superar el abandono rural. Para el caso boliviano, las experiencias han sido muy valiosas pues debemos tener presentes los datos de nuestra realidad expresada en la pregunta: ¿qué haremos el año 2032 con un 90% de la población viviendo en ciudades, y con 1 millón de km2 de territorio, técnicamente sin población?
Hemos escuchado a los responsables del Camino de Santiago de Compostela, en España; a los del Patrimonio Mundial Ruta Paisaje Cafetero, de Colombia; a la Ruta Jesuítica de Sudamérica, articulada desde Argentina, Brasil y Paraguay; a los de Territorios con Identidad propuestos desde el IICA para restablecer el equilibrio entre lo urbano y lo rural; al responsable de la Fundación Santa María La Real, con la innovación y las redes en el abordaje del territorio; la experiencia de la Red Iberoamericana de Transporte y Movilidad Urbana Sostenible… A las 20 intervenciones que se desarrollaron los dos días, se sumaron dos conferencias magistrales; la de Enrique García, expresidente de CAF que nos recordó la importancia de la innovación y la integralidad de las medidas, y la de Lucía Abelenda de la Fundación Avina, con la ciudadanía digital…
¿Cómo podemos aprovechar esta energía en Bolivia?
En primer lugar, reconociendo la realidad urbana que ha permanecido encubierta y sobre la que el Estado no ha asumido su responsabilidad plena, ni en políticas públicas ni en acciones responsables. Negar o desconocer la migración, es dejar a las reglas del mercado la satisfacción de servicios públicos, cuya ausencia se convierte en presión migratoria y círculos de pobreza.
La segunda, es la apertura del debate, pues vivir en ciudades es una responsabilidad que aún no asumimos plenamente y cuyas consecuencias las sufren, fundamentalmente, los jóvenes.
Estamos a tiempo.
El autor es director de Innovación del Cepad
Columnas de CARLOS HUGO MOLINA