Bolivia encaminada hacia el futuro
La economía boliviana tuvo diferentes directrices a lo largo de su historia, desencadenando en hitos que modificaron los puntos de vista de las personas (votantes y no votantes) y que, además, coincidieron con tiempos electorales en los cuales los candidatos realizaron las más insensatas propuestas con la finalidad de obtener la simpatía de la gente. Los nuevos votantes fueron seducidos por aquellos que ofrecían una sonrisa, pero no así una propuesta de proyecto de país.
Recuerdo con claridad los años en los que la propuesta electoral se basaba en salir de la crisis, proveer condiciones salariales, seguridad social a corto y largo plazo, entre otros (cualquier parecido actual con nuestro vecino del sur es mera coincidencia).
Hoy por hoy –aunque para muchos es algo normal y cotidiano– vivimos en un país con mucha dignidad económica, producto de una decisión llena de coraje y valentía. Una persona, un equipo, un país en pleno que decidió nacionalizar sus hidrocarburos y establecer nuevas reglas que permitan una retribución económica justa y contratos equitativos entre empresas y el Estado bBoliviano.
Lo anterior no tendría sentido sin una visión de país, ya que se pudo gastar o invertir y Bolivia decidió lo segundo, apostar por la industrialización y la diversificación económica. Más de 5.300 km de nuevas carreteras que nos permiten vincularnos económica y socialmente como país; la industrialización de los hidrocarburos; la tecnificación del agro mediante equipos, maquinaria y sistemas de riego; el acceso a telecomunicaciones a través de servicios satelitales propios; empresas públicas fortalecidas por sus propias gestiones empresariales como Entel, BOoA, entre otros tantos ejemplos que se pueden citar. Una política económica de Estado, contundente, que permite redistribuir la riqueza tanto a las personas como a los municipios mediante la coparticipación tributaria. Una base empresarial creciente que se ve fortalecida por emprendimientos como la construcción de autos eléctricos y el apoyo estatal mediante la provisión de baterías de litio hechas en Bolivia, pero, por sobre todo, el apoyo de la población.
En los próximos años, tras el fortalecimiento de nuestra industria, la innovación será el nuevo reto, que está a la vuelta de la esquina por los tiempos cada vez más tecnificados en los que vivimos.
En el pasado reciente, nuestra diversidad era el motivo de segregación y discriminación social, hoy es motivo de orgullo como miembros de un país sólido. Bolivia ha conformado un pacto social, que nos permite disfrutar de mejores días y un futuro promisorio.
Bolivia se encuentra en un momento histórico trascendental, que permitirá consolidar un Estado comprometido con sus integrantes, acentuando la gobernabilidad que involucran cada vez más a los ciudadanos.
El autor es economista
Columnas de MAURICIO ROCABADO ROCABADO