Jeanine Áñez y el Gobierno transitorio
Jeanine Áñez Chávez asumió la jefatura del Estado boliviano hace un año, sin protocolo, medalla ni invitados especiales, salvo los mediadores de la Iglesia católica y la Unión Europea. El acto de posesión había durado apenas cuatro minutos y 21 segundos. El tiempo suficiente para que después de 39 años, el Palacio de Gobierno reciba a una mujer como Presidenta y cambie el Gobierno de Evo Morales.
Con Jeanine Áñez Chávez volvía la Biblia y el crucifijo a Palacio, junto a la wiphala y el patujú. Su primera tarea era resolver el diabólico vacío de poder, que duró más de 50 horas, entre la renuncia y huida de Evo Morales, y la conformación del primer equipo ministerial con los ex cívicos –Camacho y Pumari– que estaban en La Paz.
La Presidenta recibió un país literalmente ardiendo y al borde de la guerra civil. En El Alto los grupos de choques del MAS activaron su plan de guerra contra los policías, que se amotinaron el viernes 8 de noviembre. El MAS no estaba dispuesto a dejar el poder en manos de la reducida bancada de Unidad Demócrata y del Partido Demócrata Cristiano.
En medio de este polvorín, monseñor Eugenio Scarpellini, obispo de El Alto, y el señor León de la Torre, embajador de la Unión Europea, convocaron a un diálogo que, para entonces, parecía imposible. Un primer encuentro se dio el lunes 11 de noviembre en la Universidad Católica. A la cita fue Adriana Salvatierra, interlocutora del MAS, los expresidentes Carlos Mesa y Jorge Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina, Jerjes Justiniano Atalá, en representación de los cívicos, Óscar Ortiz de la Unidad Demócrata, y Carmelo Angulo, el experimentado diplomático español. Los dirigentes del MAS exigían garantías para Evo Morales.
En realidad, fue muy difícil la conformación del Gobierno transitorio, no solo por la verdadera convulsión social y violencia que dejaba la renuncia y huida de Evo Morales y Álvaro García Linera, sino también porque ni ella (Jeanine Áñez) ni su partido parecía que estaban preparados para resolver esa crisis político-constitucional de octubre-noviembre de 2019. La Presidenta designó a dos tipos de colaboradores: los ministros técnicos con la misión de continuar la administración del Estado; y los ministros políticos que eran los encargados de generar las líneas políticas y la gobernabilidad del Ejecutivo.
Una de las primeras medidas de Jeanine Áñez Chávez, fue la expulsión masiva (y en tiempo récord) de los agentes cubanos y venezolanos, que asesoraron al Gobierno durante los 14 años que duró el régimen de Evo Morales.
En simultáneo la Presidenta pactó una agenda muy concreta con el Movimiento al Socialismo para salvaguardar la legitimidad de la transitoriedad: la designación del nuevo Tribunal Supremo Electoral, convocatoria a nuevas elecciones generales y la pacificación social del país. Pero como el principal reto era pacificar el país, después de complejísimas negociaciones, Jeanine Áñez logró la Ley N° 1266 de 24 de noviembre de 2019, que dejaba sin efecto legal “las elecciones generales realizadas el 20 de octubre de 2019 y sus resultados” y se disponía la realización de “nuevas elecciones generales… para el periodo de mandato constitucional 2020-2025”.
La Ley también cesaba a los vocales autores del fraude, convocaba a nuevas elecciones y designaba al nuevo Tribunal Supremo Electoral y los tribunales departamentales. La ley bloqueaba la candidatura de Evo Morales y Álvaro García Linera, se licuaba la hipótesis del golpe de Estado, se cumplía con una buena parte de la agenda pactada y se consolidaba además el gobierno de transición.
Sin embargo, en el preciso momento en que Jeanine Áñez comenzaba a “reinar”, decide candidatear a la Presidencia y esta decisión empezó a erosionar su Gobierno. La irrupción de la pandemia de Covid-2019, los permanentes cambios ministeriales, los hechos de corrupción, la salida (y echada) de sus propios partidarios y aliados, y el sistemático boicot del MAS, que seguía controlando las estructuras del Estado, opacaron la gestión, así como la transición y aquí comienza otra historia.
El autor escribió “Revolución de las pititas en Bolivia”
Columnas de WILLIAM HERRERA ÁÑEZ