Día Mundial de la Lógica
El pasado 14 de enero, al menos en Bolivia, ha pasado como un día más, a pesar de que esta es la fecha en la que por tercer año consecutivo se celebró el Día de la Lógica. La celebración, lamentablemente no difundida en nuestro medio, surgió por iniciativa de la Unesco y diversas instituciones académicas e interdisciplinarias y en homenaje a dos famosos matemáticos, Kurt Gödel y Alfred Tarsky, con el propósito de dedicar esa jornada a la reflexión sobre la importancia de la lógica en la vida cotidiana.
Si hay algo que distingue al ser humano de las otras especies vivas es la capacidad de pensar y razonar. La lógica –palabra que proviene del griego logikós y que significa razón– es aquella rama de la filosofía que estudia los principios del conocimiento y del pensamiento humanos, o sea, cómo funciona el razonamiento. A pesar de constituirse en la base de todo accionar humano, pocos son conscientes de su importancia, y menos aún son las veces en que se reflexiona al respecto.
Es común que la lógica se la relacione más con las matemáticas, tal vez por ser la forma más desarrollada del pensamiento lógico. Pero, como nos enseña Aristóteles, todo aquel que trabaja con objetos o ideas abstractos, y extrae conclusiones a partir de una serie de reglas básicas y de sus relaciones, está desarrollando un pensamiento lógico. Ahora bien, en estos tiempos de ordenadores y electrónica digital, el procesamiento del lenguaje natural por las máquinas, recibe el nombre de pensamiento lógico programado. Entonces, desde la primera oración explicativa que pronunció algún lejano antepasado nuestro, pasando por el ajedrez y la formalización de los conceptos de algoritmo y computación por parte de Alan Turing, el pensamiento lógico está presente en lo cotidiano, en el juego, en el azar y en lo científico.
En las últimas décadas no faltan voces que alertan sobre el riesgo de que la inteligencia artificial –que no es más que el traspaso a las máquinas de la forma de pensar de los seres humanos– se imponga al razonamiento humano. Tal vez ese no sea el mayor riesgo para el futuro del pensamiento, ya que todavía le llevamos bastante ventaja al ordenador en el manejo de niveles de abstracción extraordinarios. Más bien, nos enfrentamos a un desafío mayor para el pensamiento lógico. En estos tiempos en que las fake news y el emocionalismo populista saturan las redes sociales y buscan condicionar las reacciones humanas, sólo las reglas de la lógica nos permitirán contrastarlos con éxito y neutralizarlos.
Por ello es que, si queremos vivir en un futuro con menos polarización e incertidumbre, con más diálogo y entendimiento entre ciudadanos y naciones, se hace imprescindible priorizar la difusión del conocimiento de la lógica desde los primeros años de enseñanza escolar, o sea, hacer del ejercicio del razonamiento lógico la base transversal de la currícula académica.
Como bien afirma la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay: “La lógica es un universal contemporáneo. Sin embargo, a pesar de que vivimos rodeados de lógica, todavía tenemos muy poca conciencia de ello y a menudo aplicamos la lógica sin saberlo. Para poner aún más de relieve la importancia de esta disciplina en el desarrollo del conocimiento, la Unesco proclamó el 14 de enero Día Mundial de la Lógica”.
El autor es escritor
Columnas de RAÚL RIVERO ADRIÁZOLA