Hermosos regalos por el Día del Periodista
Queridos periodistas, yo que tanto los amo, les doy, en su día, la oportunidad de reivindicarse, de escribir notas que pongan contento al pueblo boliviano (léase al MAS, porque somos el 55 por ciento, no lo olviden) y dejen de escribir esas notas críticas contra el Gobierno, de cuestionar la falta de vacunas y de políticas para revertir la crisis económica.
No lo dijo exactamente así, pero poco le faltó al Presidente (hablo de Arce, por si acaso) para que así fuera.
Por supuesto, ya sabíamos que pasaríamos nuestro día haciendo honor al oficio: trabajando, con el añadido de la pandemia y la crisis económica, que afecta a los medios en los que trabajamos y, en consecuencia, a nuestros sueldos. Pero, de allí a recibir esta dulce amenaza…
El Legislativo no quiso quedarse atrás. Con todo cariño y envuelto en papel celofán, nos ofrece un proyecto de ley para censurar programas de televisión que atenten contra los valores de la población. Ese es el celofán, habrá que ver el fondo.
Otros distinguidos senadores, se negaron ayer a rendir homenaje a dos medios tarijeños. ¿Por qué? Son de derecha. O sea, no están subordinados al MAS.
Impuestos Internos también trajo un regalo: la clausura de las dependencias de la Federación de la Prensa de La Paz, lo que, por cierto, obligó a suspender todos los actos del Día del Periodista.
Finalmente, está el regalo del Ministerio de Trabajo. Asueto por este día. ¡Qué simpático! Como si fuera sólo cosa de dictar un decreto o resolución. ¿Quién hará mi trabajo? ¿Se imprimirán solas las páginas de este diario? ¿se publicarán solas estas notas en la web? ¿Alguien cree que trabajamos con horarios de oficina como los funcionarios públicos?
Bueno, al menos nos hacen reír. En eso no cambiarán. Es nuestro regalo, eso y el placer de seguir buscando la verdad pese a quien pese.
El autor es periodista
Columnas de LUIS FERNANDO AVENDAÑO


















